Los 15 años de los Festivales Zona 2 nos dejan un gran sabor de boca y por supuesto de oído. ¡Qué grande es ese recital! Un festival que tiene claro su objeto social y que nunca ha perdido de vista la razón por la que fue creado: Visibilizar sus bandas y procesos culturales, además de fortalecer el entramado social del territorio.
Por Alexander Múnera Restrepo // @_AlexanderM
Para nadie es un secreto que las comunas 5 (Castilla), 6 (Doce de octubre) y 7 (Robledo), que conforman la zona noroccidental de Medellín, históricamente han vivido situaciones de conflicto y orden público que han generado estigmatización y vulnerabilidad en sus residentes. La cultura en general y el rock en particular, han luchado ante dicha situación y han puesto la música como herramienta pedagógica para la crítica y la resistencia.
Este es un festival sui géneris, acá los grupos de afuera (los que vienen de otros lados de la ciudad, el país o el mundo) y los de adentro (los gestados en sus mismas calles) son tratados de la misma manera. Tal vez un poco mejor los pertenecientes a Zona 2; pero es por su misma vocación. El relevo generacional es evidente, las bandas vieja guardia (P-NE, Danger y DesaptadoZ en los 80; Fértil Miseria, Orus, Pichurrias y Frankie ha muerto en los 90) son el referente de las que han seguido el camino (Los SuZioX, Antexedentez, IV Tiempos en los 2000) y, estas a su vez, son el “ejemplo” de los proyectos que arrancan por esto días.
Alex Cardona en los Festivalez Zona 2. Foto: Santiago Arango
Además, los asistentes son ejemplo vivo de que el rock no ha muerto. Es un público mezclado, entre jóvenes, que han heredado el gusto por esta música y aquellos que hace rato eligieron el camino del rock and roll como guía para sus vidas. Todos (jóvenes y viejos) con la cabeza y los oídos abiertos, poguean y cantan casi que cualquier género y banda que les pongan al frente. Pero ojo, no es que no tengan criterio, ya que la curaduría que hace el festival siempre se ha preocupado por invitar proyectos sonoros (en su mayoría punkeros y derivados) que valgan la pena.
En los Festivales Zona 2 siempre hay ambiente de festival. Todo es tranquilo, no hay raquetas a la entrada simplemente porque no hay vallas que impidan el acceso y por ende, tampoco hay policías cerca que tensionen el clima de camaradería y amistad que el festival sugiere.
Manzano de Grito, sin duda, es uno de los frontman más enérgicos del circuito local. Foto: Santiago Arango
Por otro lado, se podría hablar también de las presentaciones que estuvieron en la celebración, de principio a fin, todas poderosas, emocionantes, emotivas… Mención especial (solo porque están más en mis afectos) para DesadaptadoZ, Parlantes, Grito y el homenaje que le hicieron a sus bandas (las de Zona 2), bien merecido por haber escrito tantas canciones que han quedado en los anales de la historia del rock independiente de Medellín y Colombia.
Los Festivales Zona 2 es todo lo que está bien en un festival. Citando a HagalaU, es “un encuentro que honró la memoria de artistas, gestores, poetas y que tuvo como cómplice a una comunidad comprometida con el desarrollo social y cultural de sus barrios”.
Nepentes cerró los 15 años de los Festivales Zona 2. Foto: Santiago Arango