¿Festivales públicos o privados? Ambas propuestas son muy importantes para la escena musical, cada uno en su esencia. Estas son algunas razones de peso para disfrutar de estas opciones.
Por: Roko Hilguero / @Rokoalaire
El Medellín sonoro que conocemos hoy tiene una fortalecida y cada vez más creciente oferta de eventos musicales realizados con recursos públicos o privados, opciones distintas pero con una misma finalidad, posibilitar a las personas formas de vivir la cultura con aporte económico o con entrada libre. Lo cierto es que ambas modalidades dinamizan la economía y, por ejemplo, según datos de El Colombiano, "el grupo paisa Breakfast Club y la productora TBL Live se unieron para anunciar el nacimiento de la nueva empresa. Calculan una derrama económica de 90 millones de dólares con sus eventos en el país este año". Y eso solo un caso.
Las diferentes posturas en torno al cobro o la gratuidad de los festivales se han convertido en algo recurrente cada año, siendo los músicos, los productores de conciertos y un sector del público quienes más expresan sus opiniones a favor o en contra de alguna de estas opciones. Es y será una discusión de no acabar, pero que siendo objetivos la comunión entre ambas maneras de hacer eventos pueden mostrar aspectos propositivos de intercambio y de fortalecimiento musical a nivel general.
Quienes no comulgan con la idea de festivales apoyados con recursos priorizados para la cultura -como Presupuesto Participativo- argumentan varios puntos, entre ellos que este tipo de eventos no representa mayor esfuerzo de los bolsillos de los asistentes, que la gratuidad para disfrutar de un show genera en los espectadores la costumbre de no comprar boletas para ver a los artistas en vivo, pues aseguran que el camino correcto es la formación de públicos a través del aporte responsable a un concierto.
Podríamos recordar que con el paso de los años en Medellín se han creado importantes opciones que aportan al mismo circuito nacional como Metal Medallo, La Solar, el Carnaval Fest, Black Angel Fest, La Fiesta Rock Festival, Orígenes Festival o el Día del Rock, por mencionar algunos. El sector privado de eventos ha potenciado ciertos nichos sonoros y también ha generado confianza en otros productores de espectáculos, fortaleciéndose así esta línea de espectáculos y de fidelización de los asistentes que compran la boleta, resultados que ayudan a entender cómo se están moviendo los públicos y qué artistas convocan seguidores en los distintos escenarios de la ciudad, haciendo de este un ecosistema importante para la industria musical.
Por otro lado, quienes hablan a favor de los festivales públicos consideran que estos promueven el sector musical en general, a pesar del no cobro de la entrada, y que al ser financiados por entidades como Presupuesto Participativo (PP) o la Secretaría de Cultura de la ciudad se debería emplear el recurso dispuesto, al no ser utilizado este dinero podría pasar posteriormente a una línea ajena a la artística. Ahora, eventos como Altavoz Fest ha logrado convocar hasta 83mil personas en una sola edición. Y otros como los Festivales Zona 2 -que se han apoyado en recursos de PP- han convocado más de 70 mil personas a través de su historia.
Frankie ha muerto en vivo. Fotos: Roko Hilguero.
También argumentan que esta clase de festivales son una buena oportunidad para que artistas emergentes presenten su música ante un nutrido número de asistentes y posibles nuevos seguidores. Otro de los factores que destacan es el componente académico, porque la mayoría de estos festivales públicos cuentan con talleres de formación para músicos y otros eslabones del circuito como los managers, los roadies o los periodistas musicales. Roles determinantes para la profesionalización del sector y que además aportan a una mejor promoción de las carreras de los artistas.
Es importante la recepción de recursos públicos para la divulgación de los proyectos musicales, al igual que lo es la cultura del aporte económico por parte de espectadores a conciertos y festivales. Precisamente a lo se quiere invitar en este artículo es a la coexistencia, teniendo como factor clave el pensar en una sola escena, haciendo intercambios y alianzas desde los distintos festivales para ayudar a fortalecer el circuito en general.
Así como necesitamos de variedad en el tipo de eventos para nutrir la oferta de la ciudad, también es importante conocer las propuestas de los artistas de nuestra ciudad y quisiera mencionar la premisa que ha sugerido HagalaU por tantos años en la ciudad: “La música es una”, frase que invita a vivir la universalidad sonora, para disfrutar de las propuestas sin necesidad de etiquetas, sólo dejarse llevar por el sonido.