Niquitown tocó por primera vez en su historia en el teatro al aire libre Carlos Vieco Ortiz. Y junto a Jacob DMC de Bogotá, The Siderens de La Estrella y Desadaptadoz de Castilla, presentó en sociedad su segundo álbum de estudio. Un disco que se pensó para ser prensado en acetato; pero que terminó lanzándose en formato digital, ya que la banda invirtió parte del prensaje en su gira por México en junio del 2023.
Por Alexander Múnera Restrepo // @_AlexanderM
Unas por otras dirían algunos. Si me lo preguntan a mí, creo que fue la mejor elección. Pero por supuesto, esa es una discusión en la que nosotros tengamos velas. Lo que nos convoca aquí es ‘Vení pa’l barrio’, la nueva producción fonográfica de la banda.
Niquitown nació en 1997 en Medellín y su base rítmica siempre ha sido el ska; sin embargo, con el pasar de los años y gracias, entre otras cosas, a sus gustos y amistades musicales, han sabido preparar un coctel sonoro, que se expande por otros géneros; no es gratuito pues que quisieran estrenar esta placa con representaciones en vivo de rap, reggae y punk.
Entre el 2011, año en que el que fue lanzado el primer disco (homónimo por cierto) de Niquitown y el 2023 de ‘Vení pa’l barrio’ pasó más de una década, doce años en los que la alineación de la banda cambió, en medio celebraron sus 20 años y han visitado gracias a algunos festivales, varios municipios de Antioquia, Cundinamarca y ahora México. Pero lo que no ha cambiado es su postura política y su manera de cantarle a la realidad social de una ciudad que puede compararse a muchas capitales latinoamericanas, Medellín.
Carátula del nuevo disco de Niquitown.
‘Vení pa’l barrio’ entonces, es un álbum que se para en la raya para denunciar el reclutamiento forzado y obligatorio por parte de los grupos armados (estatales o insurgentes); los cuerpos desaparecidos de la escombrera y el pésimo servicio de las EPS. Al mismo tiempo, nos introduce con sonidos familiares y parecidos al primer disco, a temas como la legalización de la marihuana con el “Soplo de Shiva”, una canción que dicho sea de paso, está incluida también en su ópera prima; o ‘Hazlo tú mismo’, un track que incentiva la autodeterminación y el trabajo autogestionado, presentado en videoclip hace tres años.
Son 11 canciones, un intro y un autro (vale la pena esperar hasta el final para escucharlo completo), que nos hablan de la vida que hay en los barrios populares: la entropía, el rebusque, la masificación, el color, el bullicio, la logística “infinita” que se necesita para subsistir. Recorriendo además, temas que recuerdan otras obras, como “Mal negociante” que inmediatamente remite a “Te están buscando” de Willie Colón y Rubén Blades o “Ruido”, que alude a la culpa y trae a la mente la obra de teatro del grupo Petra “Labio de liebre”.
‘Vení pa’l barrio’ es un trabajo que si bien se parece en términos estéticos y posturas, al primer álbum de Niquitown, uno podría decir que su disco homónimo tiene más cuidado en los detalles y por ser el primero quizá se escuche con más novedad; siempre ha sido difícil repetir las primeras veces. No obstante, esta segunda producción, sigue siendo una obra necesaria para esta ciudad y para un país como Colombia, donde los derechos, aunque a veces los creemos ganados, nunca están garantizados y siempre hará falta alguien que nos lo recuerde.
Eso sí, no puedo terminar esta reseña sin decir que a mí, sí me hizo falta que incluyeran en el disco “Perros bravos” y “Gato Uraño”, dos de las canciones que más me gustan del grupo y que son huérfanas, porque no hacen parte de ninguna recopila de la banda. De resto, todo bien. La buena pa’l barrio y pa’ Niquitown, sisas.
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