Con seguridad muchos de ustedes ya conocen a Alejandro Bernal, no es sino ir a La Pascasia y seguro allá lo encuentren, pues hace parte del sello Música Corriente. Pero como por estos días es más o menos difícil salir, también lo pueden escuchar en proyectos como Mr. Bleat o Danta, y ahora con su propuesta en solitario representada en un Ep titulado “Detrás de la montaña”. Aquí la reseña de José Gallardo Arbeláez.
Por José Gallardo Arbeláez // @MuInmobiliaria
El compositor, multi-instrumentista y diseñador de sonido Alejandro Bernal estrena su faceta como solista con Detrás de la montaña, un Ep publicado por el sello mexicano Otono el día 24 de septiembre de 2020. Esta primera publicación, es un pequeño recorrido y recolección de piezas que Bernal fue desarrollando a la par de sus otros proyectos por los que se conoce en la ciudad de Medellín: Danta, Mr.Bleat y [expr] taller de prácticas sonoras, el cual da cuenta de su interés por las músicas experimentales, los híbridos sonoros que resultan del experimento entre el dj set y el live set, su interés por el objeto sonoro como elemento de construcción de discurso tímbrico y la música de baile que no está diseñada para la sala o el club, sino más cercana al disfrute particular y singular.
En esa línea de ideas, este nuevo trabajo discográfico, está conformado por cuatro piezas que transitan entre la contemplación que sugiere la música ambient, sin usar el cliché recurrente de algunos creadores del género en el Valle de Aburrá: la grabación de campo como herramienta principal. Alejandro, va un poco más allá y tal vez sí tenga materiales sonoros grabados en campo, pero no los deja desnudos o simplemente aislados uno de los otros, sino más bien que logra integrarlos como material espectral que puede dialogar con sintetizadores, guitarras, voces, beats, todos procesados y editados para generar gestos sonoros de mayor intensidad, tal y como un cocinero condimenta y modifica los alimentos dispuestos en la cocina, controlando la presencia de unos sobre otros.
Es una composición que se deja escuchar en un solo intento y tal vez lo único que sugeriría es la implementación del silencio y la pausa como elemento narrativo. También sería interesante tener puntos climáticos más claros entre las piezas o el disco, para así tener más direccionalidad e intencionalidad musical, por lo demás, es un primer buen acercamiento a la creación sonora contemporánea.
Por último, me genera la duda de por qué es usual que nuestros discos de este tipo de música, suelan ser publicados más fácilmente por sellos y netlabels de fuera de Colombia que dentro del territorio, no es que este mal, para nada, pero sugiere que tal vez el camino que trazaron sellos como Series Media y Discos Cocinados ha quedado huérfano.