Caminar fue y sigue siendo, parte importante de la historia del rock en Medellín. Como a muchos, mis andares empezaron en la cuadra, pasaron por el barrio y transcendieron a la ciudad “entera” persiguiendo conciertos, películas (ese es otro cuento) y programas de radio, aquí parte de esa historia.
Por Alexander Múnera Restrepo // @_AlexanderM
Hace 13 años (este marzo se cumplen) hago parte de un “ritual” que me hace sentir orgulloso. Cada sábado sin falta, llueva, truene, relampaguee o haga un sol de esos en los que parecés morir, hago radio para HagalaU.
Empecé haciendo notas en el espacio de la Emisora Cultural Universidad de Antioquia, luego programas enteros, y de manera muy orgánica, arranqué también a participar en el programa de la UN Radio. Fue así como empecé a hacer parte de una de las épocas más estables y sentidas de este colectivo de comunicación musical urbana.
Para ese entonces, era un recién graduado sin un peso en el bolsillo que vivía en Campo Valdés, así que bajaba a pie hasta el Paraninfo (en el parque de San Ignacio) con el sol del mediodía y la ilusión de hacer radio de 2 a 4 de la tarde con otros gomosos iguales a mí. Ese periodo de tiempo ha sido uno de los más ricos en cuestión de integrantes para HagalaU, alcanzamos a ser en su momento, alrededor de ocho personas, entre periodistas, productores, fotógrafos y expertos web.
De izquierda a derecha: Santiago Arango, Omar Narváez y Diego Londoño. El foto tomada por Yojan Valencia en la emisora de la U. de A.
Pero volvamos a los recorridos. Al terminar la emisión en U. de A., a veces con Santiago Arango, y/o Diego Londoño, y/o Omar Narváez, y/o Yojan Valencia, y/o solo (cada fin de semana era distinto), nos íbamos hasta la Universidad Nacional para hacer otro HagalaU de 5 a 7 de la noche con contenidos distintos, nunca ha tenido sentido para nosotros hacer lo mismo en las dos emisoras, aunque sea en días y horarios diferentes.
Ese traslado hasta la Nacho también era casi siempre a pie. Aunque de vez en vez, cuando Santiago estaba, que era el único que tenía un sueldo por trabajar en otros medios, nos íbamos en taxi y él invitaba.
Después de finalizar en la UNAL, había dos opciones: nos íbamos un rato para Carlos E. Un parche al que a veces también se nos unía Alejandro González (en ese entonces periodista de la UN Radio que nos ayudaba con el master) o irse cada uno al destino que tuviera para esa noche. En cualquiera de los casos, el retorno para mi casa, era tirando infantería, o a paso punk, como diría Caliche de Desadaptadoz.
En la mesa están Mauricio Osorio (DBAM), Diego Londoño, Omar Narváez, Alexander Múnera Restrepo y dos músicas invitadas nacionales. Fotografía tomada por Yojan Valencia.
Así pasaron unos dos o tres años, hasta que algunos horarios de HagalaU cambiaron, algunos de los miembros del equipo siguieron sus carrreras en otros lados y hacer radio empezó a ser más "fácil", pues con equipos básicos en la casa, el programa se podía armar desde allí y los recorridos radiales fueron mermando casi en su totalidad; no obstante, aún soy andariego y sigo caminando en busca música y cine, como al principio.