Hablamos con Elliot, líder del grupo Perros de reserva y uno de los protagonistas fundamentales en Medellín de la creación de la asociación de bandas de rock ASOROCK. ¿En qué consiste? Les contamos.
Santiago Arango Naranjo // @santiagocancion
¿Por qué el sector del rock en Medellín necesita una asociación? Durante la primera reunión que tuvimos en diciembre de 2019 llegamos a varias conclusiones sobre las necesidades comunes que teníamos las bandas de rock, entre ellas, principalmente, la falta de público que asiste a nuestros eventos o compra las producciones.
Durante casi 50 años hemos trabajado un modelo de gestión individual o de pequeños colectivos que no ha permitido generar una mayor masificación del público en torno al género; solo existió un paréntesis en la historia que fue a finales de los ochenta cuando los sellos disqueros apostaron en un momento por el rock y movieron toda su maquinaria, pero de resto nuestra historia de nicho residual es una constante. La masificación del género es importante porque puede ser una salida de auto sostenibilidad para que las bandas puedan financiar sus grabaciones, comprar o mantener sus equipos, y disfrutar de procesos de circulación nacional o internacional que vayan apuntando a generar una industria que irrigue a otros actores del sistema como promotores, periodismo, productores, roadies, estudios, pequeñas tiendas especializadas en rock, etcétera.
Actualmente, músicas como el reggaetón o el urbano tienen unas industrias de millones de dólares que tienen prácticamente monopolizado el mercado de escuchas y difusión, dejándonos al rock y sus diferentes géneros en un escenario demasiado desigual para podernos proveer de oyentes, diferentes a los que la gratuidad del estado ha engendrado.
Es hora de plantear un cambio en el paradigma, que nos permita salir de esa burbuja asistencialista del estado, pues la gratuidad está dejando una pésima enseñanza al público de que la cultura no cuesta, debe haber un equilibrio entre la gestión y el apoyo estatal a la cultura. Igualmente, hoy en día son muy pocas las agrupaciones que se están viendo beneficiadas de dineros públicos porque la oferta es limitada, pero existen maneras para que la repartición de esos estímulos llegue a más bandas como la inversión en capacitación en gestión, difusión, redes, promoción, creación y muchos temas más que están en un nivel muy bajo. De igual manera, necesitamos hacer estudios que nos permitan traducir en números el estado delicado en que está el rock en Medellín.
Una asociación nos permite a las bandas de rock empoderarnos y articular políticas y objetivos comunes que de manera colectiva podemos conseguir en plazos más cortos que si estuviéramos cada uno trabajando en su propio ensayadero.
¿Qué beneficios tendrían los asociados? Asociarnos nos dará la posibilidad de velar de manera colectiva y organizada por nuestros intereses como bandas, diseñar estrategias que conviertan al rock en un género popular en la ciudad y que progresivamente nuestros conciertos estén más llenos, que hasta la banda más humilde pueda grabar y en condiciones decentes. Queremos proponer una gran red de alianzas con facultades de producción y comunicación que permitan que esto sea un sueño alcanzable para cualquier banda del Área Metropolitana. Les permitirá gozar de capacitaciones. Contribuiremos al saber académico con publicaciones sobre el rock, investigaciones aplicadas al tema en alianza con instituciones, preservación de la memoria histórica del rock local. Se creará un clima de unión y fraternidad muy alejado de la batalla de odios y egos que son hoy en día las redes sociales de los músicos, porque dejaremos de vernos como rivales o competencia y empezaremos a reconocernos como aliados.
Además, necesitamos tener un colectivo fuerte que impidan que perdamos más espacios como Altavoz Antioquia, Altavoz TV, Radio U, sin hablar del debilitamiento de que vienen siendo víctima los festivales de rock regionales, como es el caso de Rock al Río que estuvo en riesgo de no realizarse. También para frenar atropellos laborales como hace poco con la banda de planta de rock en un reconocido bar de la avenida 33. Estamos para solidarizarnos entre todos y aprovechar las experiencias de los más viejos y fuertes.
¿Cómo evitar que se genere una división entre los asociados y no asociados? Masificar el rock en Medellín va a beneficiarnos a todos los actores del género, agremiados y no agremiados, igualmente queremos que las capacitaciones se extiendan a todas las bandas de rock. Respetamos la decisión de algunos que no querrán agremiarse, pero esto lo estamos haciendo por todos, independiente de su decisión.
La división también se evita asistiendo o informándose sobre la Asociación, algunas personas que han manifestado disenso lo hacen porque no saben que significa, y es su primera reacción, y luego ya se encariñan con el proceso cuando han tenido charlas explicativas con nosotros.
Cuando se habla de rock, a qué sonidos puntuales se hace referencia. ¿El rap y el reggae, por ejemplo, no podrían ser asociados? La Asamblea ha decidido alojar concretamente al rock, al metal, al punk, al core y al ska. Sin duda, hay muchos géneros que a lo largo de la historia han tenido influencia del rock o lo han influido, pero no podemos abrir una ventana gigante porque cuando menos pensemos vamos a perder unos rasgos identitarios en el sonido, una cosa es que un género influya o sea influido por el rock, y otra cosa es que sea rock, si abrimos esa puerta ya no seríamos una agremiación de bandas de rock sino de grupos de música, y no todas las músicas estamos en el mismo proceso, hay unas con más oyentes y apoyo en la ciudad que otras. De cualquier forma, manifestaciones como el rap o el reggae puro tienen otras opciones de agremiación como la USM.
¿Cómo no perder la libertad creativa, la rebeldía, si el modelo de asociación es una forma de institucionalidad? ¿Podrán los grupos asociados criticar a gobernantes de turno, por ejemplo, sin sacrificar su libertad de expresión? Cuando miramos los modelos más anárquicos y antisistema del mundo, necesariamente nos remitimos a los modelos punk europeos, que operan como una suerte de sindicatos o cooperativas. Eso nos demuestra que una cosa son las instituciones estatales y otra cosa es que los ciudadanos libres nos empoderemos y organicemos para conseguir objetivos que solos no podríamos o sería mucho más difícil. Precisamente, tener un órgano colectivo de defensa de nuestro oficio nos va a garantizar tener libertad y creatividad. Solamente, suponga que en Bogotá contaran con una agremiación que hubiera podido enfrentar al concejal que hizo cancelar el concierto de la banda Marduk por satánica. Eran los organizadores solos contra la alcaldía. Estar agremiados nos hace más fuertes en nuestro proceso libertario y contestatario. Una asociación no es para imponer sino generar conversaciones entre nosotros y actuar en bloque como un solo individuo poderoso.
Este fue la imagen de la convocatoria para la sesión del lunes 2 de marzo de 2020.
Foto: Yojan Valencia.