AlcolirykoZ logró este año llenar dos veces el Teatro Pablo Tobón Uribe y en su último concierto el pasado 21 de cieiembre en ese escenario, agotó boletería una semana antes del show. Un repaso al concierto de una banda fundamental en el espectro del sonido alternativo colombiano.
Redacción HagalaU
No cabía una aguja en las tablas del Pablo Tobón. Raperos de vieja guardia, de la nueva escuela, mucho veinteañero, mucha pareja y hasta parche que seguro se conoció en la fila llenaron las 850 sillas de un escenario que, con los años, se ha convertido en un lugar de encuentro para el rap, y particularmente para AlcolirykoZ, que solo cuatro meses atrás habían hecho fiesta con aforo completo en el marco de La matraca.
A las 6:30 de la tarde los beats nostálgicos de Anyone de No Rules dieron inicio al ritual que propusieron los Ninjazz para despedir el año en Medellín. 25 minutos donde el oriundo de Envigado puso a cantar a más de uno mientras que otros lo observaban con juicio, haciendo escucha atenta. Se cerró el telón y sobre las 7 de la noche Fa-zeta tronó el primer scratch.
Fa-Zeta, Kaztro y Gambeta: AlcollirykoZ en acción.
Las voces de Kaiser y Ata (La Etnnia), Rocca (Tres Coronas) y los beats de Rulaz Plazco (La Zorra) fueron lo primero que sonó cuando era el turno de AlcolirykoZ sobre el escenario, como haciendo un tributo a aquellos que llegaron antes que ellos (y a los que también le hacen homenaje en su disco).
“Hey io” fue el grito de batalla de Gambeta para comunicarse con su parche extendido durante toda esa noche. Así, con una canción contundente de su más reciente disco, “Házmelo rap”, comenzaron a moverse por todo el escenario mientras, como si conversaran entre sí con mucho ahínco, Gambeta y Kaztro descargaban verso tras verso las rimas potentes y oscuras de la primera tanda del show. “N.A.D.A.”, “Laura ronda”, “Anestesia local 1 y 2”, “Música para planchar”, “La noche” (a dúo con Aerophon de Bogotá e iluminados por las luces artificiales de celulares en todo el público) y una lúgubre “El malo de la película”, que tuvo la participación del coro Polimnia de Marinilla, fueron los temas de un primer acto en el que, como si se tratase de una obra de teatro, se desarrollaron los pasajes más densos de un repertorio lleno de momentos para mover la mano sin descanso alguno.
En el Teatro Pablo Tobón fue presentado el disco "Servicios AmbulatorioZ"
Luego de un intermedio en el que Aerophon cantara un par de sus canciones, regresaría AlcolirykoZ con banda. Con ella, el color sonoro en la interpretación cambiaría, y de pasajes totalmente oscuros en la primera parte, comenzamos a ver un escenario iluminado con más tonos cálidos, que hicieron perfecta armonía con lo festivo de la trompeta (que por momentos también supo ponerse melancólica, en canciones como “Changó” y “Otra canción larga”) y el punch de la batería, la amalgama de lo digital en el beat y lo orgánico de los instrumentos, había más para vibrar desde el sonido. Y el público brincó hasta no poder más, cantó hasta quedar afónico, y movió las manos como queriendo que rozaran el techo.
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Al final, hubo espacio hasta para llorar, cuando los hijos de los Ninjazz subieron a escenario, conmovidos por la ovación. El ritual había llegado a su fin, ya eran las nueve y la fiesta, por esa noche, ya debía parar.