Inicia el ciclo 2009.  Vienen los conciertos, los pequeños y grandes festivales.  Apenas arranca el año y ya se conocen nuevos videos y trabajos discográficos de los grupos de Medellín y Colombia.  Todos seguimos en la película de fortalecer un circuito sólido de músicos independientes y aunque falta crecer a través de los años, gradualmente se depura la escena:

Medios especializados, grupos, productoras de videos, empresas de sonido, ensayaderos, tiendas de música, bares sonando artistas locales, festivales y estudios de grabación, entre otros elementos que la nutren.  Pero, ¡el público!  ¿Si hay público consumidor de conciertos en Medellín?  ¿Existe un público en la ciudad que pague la boleta, piense que está invirtiendo y no se azote con un látigo mental que como un rito maldito lo convence de que se está gastando la plata en un toque?  Esa es una pregunta tan importante para cavilar como lo es la necesidad de generar nuevos espacios de empleo para los músicos (este último tema lo tocaremos en un próximo editorial).

Pero el público también son los músicos.  Si por ejemplo, a un concierto de una banda punk asistieran mínimo 2 integrantes por banda del mismo sonido en la ciudad, de entrada se garantizaría un promedio de más de 120 asistentes.  Y eso sin sumar los seguidores.

Por eso, el llamado es para todos los que dicen “apoyar”  a sus bandas y les duele pagar una boleta.  La filosofía de la gratuidad puede ahogar cualquier modelo de gestión que no permita a un proyecto ser auto sostenible.

Vos, ¿pagás la boleta?

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