Alexander Múnera
Un escenario oscuro y casi 300 personas un poco ansiosas esperaban la primera nota musical del tercer concierto como solista de Alejandro Arango “Lelo”. Adaptación, así se llama su ópera prima en solitario.
Mientras su banda salía a tarima e interpretaba la introducción de la canción con que abriría el toque, Lelo, miraba por el postigo del vidrio de la puerta que llevaba al escenario y después de aproximadamente un minuto de música instrumental, salió a cantar.
Dos guitarras, batería, bajo, una bella corista, teclados y piano de cola fueron los instrumentos y la escenografía que utilizó la banda para generar el ambiente melódico de principios del siglo XX en Estados Unidos, mezclados con arreglos de pop rock local.
Música para oídos familiares. Una voz limpia, letras cortas y estribillos repetitivos que le hablaban al amor, al desamor y a los encuentros y desencuentros que éste provoca.
Mucho corazón, algunas baladas, un poco de rock, dos covers, ‘olvidos’ que supo enfrentar con naturalidad y que reivindicó con Nudos (la última canción) cantada al unísono con los asistentes: ¡ese puede ser el resumen de este recital!
Lelo le apostó a una idea totalmente diferente a la de su proyecto paralelo Pop Corn. Tenía que ser así, una propuesta donde desnuda su espíritu y deja que su antiguo público decida seguirlo o no en esta mutación sonora que muy seguramente le mostrará otras rutas de la escena musical.