Entrevista con Pablo Villegas, líder de La montaña gris
La montaña gris, música celta y de la fantasía, nace el día 18 de agosto de 2001 en Medellín. Desde sus inicios se ha caracterizado por la difusión del folclore del norte de Europa comúnmente conocido como música celta. Pablo Villegas, su fundador, considera la música celta como un legado que desde la antigüedad, los duendes, las hadas y todos aquellos personajes que conocemos como representantes de la fantasía, dejaron para alimentar la alegría de los humanos, este es uno de los folclores que permitieron el desarrollo de la música en occidente y en América. La música celta provoca en sus oyentes, la sensación de lo mítico y abre las puertas de la imaginación.
Discografía: “Canto Primio-2004. “En el Regazo de la Caramañola”-2006.
Giras: 2004 (Chile, Argentina, Brasil y Ecuador). 2006 (Ecuador, Chile, Brasil y Bolivia ) y 2008 (Brasil).
Actualmente cuenta con 5 integrantes que interpretan: violín, mandolina, acordeón, guitarra, flauta traversa, flauta irlandesa, percusión tradicional, voz femenina, voces y coros masculinos. Hablamos con su líder Pablo Villegas:
Diego Londoño: ¿Cómo vivir de la música celta en un país tropical?
Pablo Villegas: Igual que en cualquier parte del mundo vivir de la música es lo mejor que le puede pasar a todo el que le gusta hacer música. Esto es una verdad en cualquier profesión, si usted hace lo que le gusta y eso le da alegrías y dinero pues es un afortunado. En mi caso me hace feliz hacer música y logro pagarme mis gastos para seguir haciendo más música.
Desde la concepción del grupo ¿pensaste en algún momento en vivir de la música?
Sí, desde que yo fundé el grupo ese ha sido siempre mi objetivo y cada vez lo estoy logrando más. Eso me tiene muy contento y es el resultado del apoyo de la gente, pues en últimas, lo único que hace a un grupo es tener público, si tienes público tienes un grupo, sino tienes público, no tienes nada.
En relación con lo anterior, ¿cómo hace un grupo o proyecto musical para convertirse en una empresa?
Pensando como empresa, es decir sabiendo que un grupo es muchísimo más que reunirse a hacer música, a componer canciones y a pensar en acordes. Para hacer un grupo hay que tener público y ese público son clientes, gente que compra lo que haces y esto te convierte en una empresa. Es una organización que busca esa retroalimentación constante. Yo le entrego emociones al público y el público me entrega emociones a mí. Y esto no puede hacerse en forma desorganizada, esto requiere una planeación, una diferenciación de funciones, unas formas y una actitud. Algo que en las escuelas y facultades de música no enseñan y que como resultado tienen músicos que no saben cómo valorar su trabajo, ni en qué es que trabajan, solo saben tocar muy bien un instrumento y ya… se sientan en su casa a renegar del mundo y a decir que en Colombia no hay oportunidades. La oportunidad está en la mente, en cómo uno asume y siente lo que hace.
¿Crees que la música de La montaña gris aporta a la transformación social y cultural de la ciudad en un contexto musical?
La música genera una conciencia del universo, esto hace que el ser humano sea un poco más real y esté relacionado directamente con el mundo que lo rodea. La música celta, al ser una música antigua y que tiene muchas raíces inconscientes en nuestro acerbo intergeneracional, permite una transformación, en tanto le devuelve al individuo un poco de su oscuro pasado, remoto pasado que fue abandonado en Europa por los guerreros que iban a la conquista de América. Esta música nos entrega imágenes que hemos perdido y que necesitamos para seguir soportando la vida.
Desde las experiencias de La montaña gris ¿observan una transformación cultural y musical en la ciudad en los últimos años?
Creo que ha habido un cambio en la forma pero no en el contenido. La administración municipal apoya a los grupos pero se ve que en el fondo solo hay una idea de decir “ahora sí estamos apoyando”, pero en el contenido que se ofrece a la gente hay aún demasiadas falencias. Faltan espacios adecuados para las presentaciones, falta que el sonido sea medianamente bueno, falta difusión y contextualización de los eventos. En cuanto al apoyo que se le brinda al grupo, la verdad es que el grupo se apoya a sí mismo. No quiero depender del Estado, ellos son los que dependen de mí y eso me lo recuerdan en las cuentas que llegan cada mes. Así que yo los seguiré apoyando como a otro más que hay que apoyar ¡jajaja!. Y si ellos quieren darme las gracias por el apoyo que les brindo pues bienvenido sea.
Finalmente, ¿qué logros han alcanzado con La montaña gris?
El mayor logro para mi es acercarme cada vez más a la música que tengo en el interior de mi alma.
DIEGO A. LONDOÑO. honestidad.brutal01@gmail.com