El Orquideorama de Medellín situado en el nuevo Norte de la ciudad fue de nuevo el anfitrión de un evento musical, en esta ocasión, los responsables de que en medio de las plantas del Jardín Botánico se deslizaran notas sonoras del mundo (específicamente de los Balcanes) fue Emir Kusturica y The No Smokig Orchestra, como parte de su tour “El tiempo de los Gitanos”.
Alexander Múnera R.
Un ambiente de gente adulta, pero también de amigos; muchos con una cerveza en la mano esperando esa noche de mitad de semana y finales de marzo, el saludo en mal español, con el que llegó Dr. Nelle Karajlic cantante de la banda, quien lució como el personaje de la cinta Prométeme de Kusturica.
Pero no era suficiente con el vocalista quien ya era un frontman por si sólo, el guitarrista con capa draculezca y sombrero de copa, el violinista con traje de almirante, el acordeonista presentado como el gigoló del grupo, el bajista que también tocaba tuba y la figura de Emir Kusturica, hacían que esta orquesta fuera tan creativa en el escenario que era inevitable dejar de mirarla.
Una guitarra iluminada en sus bordes girando 360° en medio de Ivica Maskimović (guitarrista); Dejan “Leopold” Saparavalo tocando el violín trepado a su espalda o compitiendo con Emir (la guitarra rítmica) buscando quién tocaba mejor con un arco de 2 metros sostenido en el aire; y varias mujeres del público invitadas por Dr. Nelle danzando en el escenario, son algunos de los actos que vieron en el evento.
Punk, jazz, pachanga, funk, polca, música gitana y a veces todo al mismo tiempo. Eso son capaces de hacer los nueve músicos de la No Smoking Orchestra en medio de una energía volcánica, la cual, le transmiten a su auditorio, logrando que éste haga casi cualquier cosa que a la banda se le ocurra.
Era como un concierto improvisado, una rumba de borrachos, una jornada alucinógena, un viaje por el “desorden” musical del mundo… Era Kusturica y sus colegas haciendo de cada canción algo diferente. Los músicos corrían de un lado a otro y el público bailaba al son de algo más que el simple frenesí.
“…Cada parte de mi cuerpo quería bailar…” “…A uno le dan ganas de gritar, bailar, brincar, de todo; es una alegría bacanísima” “…Imposible quedarse quieto”. Esto lo decían algunos asistentes al show después de terminado el espectáculo.
Canciones que parecían no tener fin, que tratan la sátira política, la critica comercial como “Fuck you MTV”, pasando por el surrealismo y el sarcasmo. Un grupo gritón, inspirado, pasional, que no conoce de silencios y menos de términos medios, eso fue lo que mostró la No Smoking en Medellín.
Para quienes fuimos fue un toque que será complicado olvidar. Y alguna vez el cualquier bar, tomando cerveza y conversando con aquel amigo que no asistió, no le pregustaremos ¿vos no fuiste? Sino que le afirmaremos ¡te lo perdiste!