La versatilidad de Beck llegará al escenario Johnnie Walker del Festival Estéreo Picnic el sábado 29 de marzo de 2025.
Francisco Ortiz. Colaboración especial para HagalaU

Fotos @anothernonsense Cortesía Festival Estéreo Picnic
Hay artistas que marcaron tan significativamente una generación con una canción por encima de toda su discografía, que fácilmente hay personas no muy seguidoras de ellos pero que aseguraría sin titubear que muchas de ellas pagarían un entrada o irían a verlos -sin desestimar obviamente el resto de sus éxitos o de sus intachables carreras- solo por presenciar esas inmortales e icónicas grabaciones. Y lo he vivido en vivo, por eso lo confirmo. Hoobastank con “The Reason”, The Cranberries con “Zombie”, Radiohead con “Creep”, Oasis con “Wonderwall”, entre otros casos; músicos con un resto de álbumes increíbles, pero que para el mundo común y silvestre siempre tendrán ese súper éxito que traspasó cualquier barrera de géneros donde los queramos encajar.
Este podría ser el caso de Beck con “Loser”, tema ultra adulado por la crítica, disfrutado por los melómanos, coreado por los más vehementes fans, y cuya fácil reconocible simbiosis de ritmos acústicos campiranos, samples midtempo y contagiosísimo coro bilingüe, jamás desaparecerá de tu disco duro una vez la escuchas por primera vez.
Uno de los artistas más versátiles y camaleónicos en cuanto a sonido y líricas que ha pisado este planeta tierra demostraría que no era un espécimen one-hit-wonder. Pese a que “Beercan” fuera otro temazo ratificado por los que escucharon con atención su irónico pero ingenioso tercer disco “Mellow Gold” -como describió Allmusic lleno de “rock, hip-hop, folk, blues, psicodelia y country”-, no sería hasta su siguiente y quinto álbum “Odelay” (no fue el cuarto porque, aunque ya había sido grabado antes, “One Foot in the Grave” se lanzó solamente luego de lograr Beck éxito comercial con “Loser”) que Beck y este subirían a la estratósfera del reconocimiento unánime y global como uno de los mejores álbumes, no solo de los años 90, sino de la historia de la música. Amplifiquen el triplete de “Where It’s At”, “Devils Haircut”, y “The New Pollution” para que lo corroboren. La revista SPIN le dio un poco común 10 sobre 10 declarando Chris Norris que “aún cuando no ofrece ningún manifiesto de culto a la juventud [cómo con “Loser”], el espíritu inclusivo y cálido que corre a través de este infinitamente fascinante disco, hace de Beck algo casi que heróico”.
“Odelay” fue Álbum del Año en 1996 para la revista Rolling Stone, y para The Village Voice Pazz y la prestigiosa publicación británica NME, también alcanzó la cima en la lista de discos anuales según sus encuestas para sus críticos. Pero el californiano no se quedaría ahí y ha logrado varios hitos a través de sus 14 placas discográficas: “Mutations” ganó un Grammy como Mejor Álbum de Música Alternativa en 1998; Jack Black protagonizaría el video de “Sexx Laws” en 1999 de su “Midnight Vultures”; hablaría de su crianza en un barrio chicano en su disco “Güero” de 2005; el librito y la carátula en blanco de su siguiente “The Information” incluiría calcomanías o stickers para que los compradores crearan su propio diseño de carátula; trabajaría con Danger Mouse en “Modern Guilt”; lo haría con Pharrell Williams en su más reciente “Hyperspace” de 2019, y sacaría videos en colaboración con NASA JPL, o Laboratorio de Propulsión a Reacción o Chorro de todos sus tracks. Y lo que nos parece más inaudito: ganaría tres Grammys de cinco con su cargado de temas acústicos “Morning Phase” de 2014 -una continuación de su “Sea Change” de 2002- logrando Mejor Álbum de Rock, Mejor Ingeniería de Álbum No Clásica, y el mejor: Álbum del Año, sobre las otras producciones de artistas más infinitamente comerciales como Beyoncé, Sam Smith, Ed Sheeran y el mismísimo Pharrell Williams.
¡En ocasiones, los votantes del Grammy hacen justicia!
Fotos @anothernonsense Cortesía Festival Estéreo Picnic