Liviano y sutil, pero como arrastrando las uñas sobre el pavimento, porque no es un simple tránsito, es la incesante búsqueda del arte, expansible y universal, sostenido en una voz con carácter que es respaldada por una batería, un bajo y una guitarra llenos de colores musicales, frágiles tonadas que ungen la atmósfera independiente de Medellín de oxigeno auditivo. Así es el grupo Siete.
El primer amanecer visto por el niño que siempre deseo descubrir esa sabia ‘negociación’ entre el día y la noche cuando el uno le cede el trono al otro: escuchar Siete es una experiencia íntima que lleva a comprender otras miradas alejadas del a veces “ruido chicludo” de la radio comercial.
“… Decido mi día, preparo mi sonrisa, a ojos cerrados”, canta la vocalista del grupo en la ‘Canción de bolsillo’. Ella, nos toma de la mano, susurra dulcemente a través de los cortes del primer álbum del grupo titulado “Respiración Nocturna” y con rasgueos sencillos de guitarra, nos presenta a Marcelo Rojas –bajista- y al baterista de la banda, Alexander Mejía.
Siete, grupo nacido en 1994, inició “cuando varios amigos inquietos por la música comenzaron a buscar su propio sonido, influenciados por tendencias musicales como el new wave, el ambient y el post punk”.
Sentir un viento en el pecho evocado por una pumilla que rige la batería cargada de esa fuerza que no necesariamente se encuentra solo en la crudeza de otros géneros, por ejemplo, como el industrial. Percibir armonías diversas en las canciones interpretadas con seriedad y exploración estética. Hallar otras melodías que alegran a una escena musical independiente, históricamente abanderada por el punk y el metal. ¡Qué grato es encontrar a Siete como alternativa!
Sin duda y como argumentan, “el grupo es una exploración, una búsqueda, una indagación de las posibilidades sonoras y estéticas de la música como una forma de expresión artística, con la cual nos sentimos identificados como seres humanos. Siete elige el camino de la música como arte y asume el rigor por la construcción conceptual que el verdadero arte exige”.
ZZZ, Canción de bolsillo, Si no, no, Zas, Neurona Alfa, Sin Canal, El momento, Zas stereo mix y el bonus track Químico cuerpo, son las canciones que integran Respiración Nocturna, un disco que remite a Bjork, Pj Harvey y Portishead, por citar algunas ideas auditivas.
Grabado y masterizado en Sonido Nativo Estudio por Jorge Mario Giraldo ‘Magio’ de El colectivo, el disco es una pieza apta para cabezas no alineadas, pues este grupo, inteligentemente, se deja permear por misceláneas manifestaciones sonoras que pasan por el jazz, la electrónica, el trip hop, el rock y la música concreta y de cámara.
Queda una pregunta, ¿por qué un grupo con estas cualidades artísticas a veces parece imperceptible en una ciudad matizada por tanto estruendo musical?