Tolerancia Rock
Erase una vez una ciudad en los años ochentas, en esa ciudad que por esos días era una de las más violentas del mundo, había metaleros y punkeros que no se querían. Un día en esa ciudad a alguien se le ocurrió hacer un festival llamado La Batalla de las Bandas, un concierto con bandas de Metal y de Punk. El resultado desastroso, una pelea que aún debe dar vergüenza en los que participaron. Hoy más de dos décadas después, en la misma ciudad, unas veinte mil personas ven como termina Tenebrarum y cinco minutos después empieza Deserción, con una descarga de punk. Los metaleros que estaban al frente caminan hacia atrás mientras los punketos se van al frente, junto a la tarima. Los pelos largos dan paso a las crestas de todos los colores. Todos en paz, tranquilos, el rock, tan estigmatizado, dando el ejemplo de la convivencia, no hay una pelea, no hay miradas de odio. Erase una vez una ciudad en que muchos le apostaron a la violencia, hoy es la misma ciudad pero mediada por el arte, por el rock, por el metal y el punk, donde se aprendió el respeto a la diferencia. Es una enseñanza de esas que nunca se pueden olvidar y que hay que legar a las nuevas generaciones.