HagalaU ¡No pase de largo! con el respaldo de la Corporación Ateneo Porfirio Barba Jacob estrenó el documental “Más allá del No Futuro”, realizado y dirigido por José Juan Posada, exintegrante de grupos de punk como I.R.A y Dexconcierto.  El documental es un acercamiento y una reflexión a la dramática situación de Medellín en la segunda mitad de los 80’s y la primera mitad de los 90’s, cuando reinaba el narcotráfico y la muerte en Medellín de una lado, y del otro, muchos que querían simplemente “hacer sonido” y habitar su ciudad.

 

El lanzamiento del documental se realizó el pasado jueves 17 de diciembre  en el café de la Corporación Ateneo Porfirio Barba Jacob de las Torres de Bomboná.  Con una asistencia promedio de 150 personas, algunos rieron recordando viejos parches, otros extrañando amigos asesinados en la época pero, todos, en síntesis, disfrutaron el hecho de poder recapitular historias de una escena que aún sigue vigente y arrojando bandas, haciendo toques, generando ´movimiento’.

A continuación, damos un contexto  del documental (que ya se puede comparar en los almacenes del Paseo de La Playa) con algunas vehementes notas de su director.

“Fue muy difícil para mí volver a recrear un pasado que está lleno de violencia y muertes durante los días del narcoterrorismo en Medellín Colombia.

En el proceso de recolección y edición de las imágenes encontradas en viejas cintas de VHS sucedió algo con lo que no contaba cuando decidí comenzar el proyecto en diciembre del 2006, sentimientos y emociones se agolparon en mi mente y las antiguas tristezas y angustias volvieron a mi encuentro.

Aún cuando conseguir esos videos y registros visuales no fue difícil debido a que la gente de la escena me conoce desde esos tiempos, si fue difícil ver  de nuevo a muchos de los amigos con quiénes pasé años de mi juventud que fueron asesinados entre los 1988 y 1993.

El proyecto lo archivé en un cajón alrededor de 10 meses. Entonces volví a Medellin y retomé la investigación; entrevisté varios sobrevivientes de aquella época, incluyéndome, pues creo que hay lecciones importantes para ayudar a entender las respuestas culturales de los jóvenes bajo la presión de una sociedad corrupta e hipócrita.

Es también un tributo a esos más de 3000 jóvenes impunemente asesinados en las calles de la ciudad por los escuadrones de extrema derecha que combatían a Pablo Escobar. La gran mayoría de estos fueron muchachos inocentes entre los 16 y los 22 años; muchos de ellos “punkeros”.

Dicha situación social creó en muchos jóvenes de aquella década un sentimiento de vacío y desesperanza. Observar  cómo la corrupción invadía los organismos del Estado y lo poco que el delito y la injusticia importaba a los mismos nos hizo concebir  la vida como solo un momento que pasa mientras nos llega la muerte. De ahí la actitud autodestructiva adoptada y el contacto permanente con las drogas y el alcohol como medio para enfrentar la barbarie que asolaba nuestra ciudad.

Como director quise documentar las experiencias que estos sobrevivientes tuvieron cuando escogieron el PUNK como respuesta contracultural, en vez de haber formado parte de cualquiera de los ejércitos ilegales que habría sido la alternativa más opcionada y sencilla. Comunicar la crudeza propia de esas imágenes y transportar el ambiente rudo y violento que se vivió en aquellos días sin ser presa del amarillismo no fue fácil pero fue uno de mis principales objetivos.

Según algunos medios masivos de comunicación la situación en Colombia ha cambiado, la violencia se ha reducido un poco y organismos como la guerrilla parece estar bajo control, sin embargo, seguimos viendo como la desequilibrada repartición de la riqueza se perpetúa como una razón inamovible para que las élites mantengan un status-quo que generalmente requiere de alianzas y pactos oscuros.

Colombia, Sur América, 44 millones de persona que habitan un pedazo de tierra rica en recursos naturales; gobernada tradicionalmente por una minoría que se mantiene en la cúspide de la pirámide social.

El narcotráfico se convierte en la única manera que muchos ven para romper tan cerrada estructura y convertirse en alguien dentro de esta sociedad clasista. El narco-terrorismo azota a Colombia en la segunda mitad de los años 80 y comienzan a proliferar ejércitos privados que subrepticiamente ayudan al gobierno a manejar la situación. Dichos ejércitos mantienen la inequidad y defienden a las aproximadamente 10.000 personas que poseen el 82% de la tierra productiva. La impunidad y la corrupción se mantienen en el poder, 6500 muertes por año en una ciudad armada día y noche hicieron de Medellin el lugar mas violento del mundo entre 1989 y 1992.

Hacer parte de cualquier ejército ilegal era la manera mas sencilla de escalar posiciones en una sociedad que legitimó la manida frase “el fin justificando los medios”.  Muchos adolescentes y jóvenes a lo largo y ancho de la ciudad se rebelaron frente a tan desoladora realidad y adoptaron la actitud “hazlo tu mismo” como modo de vida para enfrentar la cultura del No Futuro que la sociedad  alimentaba y ofrecía. Una actitud que se constituyó en su manera de expresión, un manifiesto de su posición frente a tan incierto panorama”.

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