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Las etiquetas de jazz a lo colombiano, la banda de pueblo, la nueva música colombiana o la reinvención del chucu chucu, denominaciones que se le han dado a Puerto Candelaria y sus canciones, no alcanzan a traducir su nueva producción discográfica: ¡Una fiesta colombiana para bailar en el más lejano resquicio del mundo!

Así es, porque Cumbia rebelde es la más reciente producción discográfica de 6 dicharacheros genios que le han dado vida a ese grupo que ha sabido interpretar la fascinante, caótica y mágica idiosincracia criolla: Puerto Candelaria.

Esta cuarta placa discográfica es una clara evidencia de la búsqueda artística, respondiendo a las raíces de la cumbia y la música popular -razón por la que los amantes de su Kolombian Jazz, su ópera prima con sólidas bases jazzísticas, los miran hoy con guiños de traidores-, lo cual los hace más grandes: ¡Es como mirar el miedo a los ojos y desafiarlo!

Este disco, que ligeramente podría interpretarse como una desesperada pesquisa comercial, es en realidad el salto a las grandes ligas de, si se quiere, las bailables músicas del mundo.  Aunque comercialmente el álbum puede tener un impacto muy positivo, las canciones y la interpretación de estos seis músicos deslegitima esos asomos de afán mercantilista, envés, representa la magnificencia de enfrentar un mercado voraz sin olvidarse de lo suyo: la música.

Como ellos mismo lo señalan, de “ese jazz en onda colombiana parten sin temor al mundo y nos sorprenden con electrizantes sonidos balcánicos (“Balkánica”); coqueteos con el ska jamaiquino (“La Fiera”); versiones muy inteligentes de clásicos de la trova campesina del legendario Gildardo Montoya (“Como yo soy tan raro”); algo de maracatú brasileño (“Upa beat”) y, por si fuera poco, éxitos bailables para todo el año como “El desorden”, “Cumbia estelar” y, por supuesto, el tremendo vacilón de “Cumbia rebelde”, tema que le da nombre a una grabación que se oye y también se baila de principio a fin”.

Y es que este disco, es como tomar un buen trago que mentalmente nos puede llevar al cadencioso ritmo de Los blanco, hacer una parada en la bohemia de Tom waits y arrojarnos a la energía sudorosa de Gogol Bordello.  Sumado a ésto, nos encontramos en sus canciones con sentencias tan seriamente divertidas como “No hay niño feo”, lo que ratifica ese humor irreverente que ha caracterizado al grupo.

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Articulado por 10 canciones, el álbum, que fue grabado en los estudios de Merlín Producciones,  contó con la participación especial de Juan Fernando Giraldo en los saxofones, Josep Colome en el violín, Maite Hontelé en la trompeta y Juan Fernando Ossa de Trópico Esmeralda en las tornamesas.

¡Qué cada quien coja su escoba en este mundo imaginario llamado Puerto Candelaria, ya sea para bailar con ella, volar en ella o haciéndola un micrófono y cantando a su manera!  Cada quien elige su ruta y Los candelarios marcan la suya: Cumbia rebelde. 

Estas son las canciones que integran el disco:

1. Upa beat

2. Cumbia estelar

3. Se cae

4. Balkánika

5. La tusa

6. Cumbia rebelde

7. Como yo soy tan raro

8. Cumbia Veracruz

9. La fiera

10. El desorden

 

Si quiere quedar bien parado en diciembre, este es el regalo.  ¡Rebeldía pura!

 

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