Graffiti, MC (rimas), break dance y DJ: cuatro elementos que conforman la cultura rap y con los que por casi cinco años de existencia, el Festival Hip a la 4 ha trabajado disciplinadamente ganándose el reconocimiento de la comunidad Hip Hop de Medellín y el respeto de sus vecinos.
Alexander Múnera R
Proceso y búsqueda, palabras que podrían definir lo que ha sido Hip a la 4 desde sus inicios hasta hoy: un proceso que pretende unir y explicar todo lo que puede significar esta cultura; y una búsqueda constante para ir más allá de lo que se ve a simple vista, compartiendo los conocimientos adquiridos con pares de otras ciudades y enseñando a quienes a penas comienzan.
Henry Arteaga -uno de los organizadores y cabeza visible del proyecto- narra el nacimiento del Festival: “queríamos llegar aquí a los barrios y hacer algo independiente. Entonces creamos un torneo, empezó a venir mucha gente y vimos que eso tenía que trascender… conocimos el PP (Presupuesto Participativo), hicimos una propuesta y gracias a la orientación de los técnicos y las personas que encabezaban el proceso, creamos Hip a la 4.”
El primer reto fue demostrar a los vecinos de la Comuna 4 que el proyecto no era un timo para robarse los dineros de la gente y gastárselos en rumba y ‘vicio’, creencia que desmitificaron fácilmente gracias a sus ganas, disciplina, seriedad y trabajos anteriores.
El segundo paso que había que dar era aclararle al circuito independiente de Hip-Hop que éste no era un Festival parecido a otros ya realizados en el Valle de Aburra, y esto se logró ofreciendo conciertos en tarimas de gran formato, exigiendo a los artistas buenos show e incluyendo un componente académico a las jornadas. Así se legitimó el Festival.
“… Nosotros siempre hemos querido mantener la esencia de los cuatro elementos del Hip-Hop (graffiti, MC, break y DJ), saber que son iguales, cada uno va de la mano del otro, ninguno es más importante, y eso ha hecho que mucho grafiteros o personas quieran participar.” Así describe Henry Arteaga la legitimación del Festival ante el colectivo Hip-Hop de Medellín y la sociedad en general.
Ahora, la tolerancia de la comunidad veía al Festival no como una invasión anual de pela’os con gorras volteadas, pantalones anchos y botas brama, sino como una intervención cultural y artística organizada por jóvenes de su misma vecindad.
Y la escena Hip-Hop, participando de los conversatorios, talleres, seminarios y varios conciertos que se ofrecen en el marco del Festival, sintieron como se fortalecía el movimiento local y se generaba identidad a partir del sentido de pertenencia hacia él.
Blaze One, MC e integrante de Zonata Crew expresa lo que ha sido par él Hip a la 4 y su participación en el evento: “es el Festival que más acogida tiene en este momento sobre la cultura Hip-Hop y para nosotros fue muy placentero participar en las cuatro versiones en las que hemos estado […] Hip a la 4 logró darle una estructura al Hip-Hop de la ciudad y entre todos estamos creando una historia.”
Ya con un Festival bien establecido, se empezó a ver la evolución del movimiento con la profesionalización y el estudio de los artistas; además de servir como ejemplo para otras comunas que ya empiezan a armar sus festivales.
Hip a la 4 no sólo puede ser el Festival de Hip-Hop más respetado de la ciudad; también, está abierto a todos aquellos deseosos de aprender cómo crear una rima, hacer un quiebre, tener un buen scratch o ser reconocido como uno de lo mejores grafiteros de la ciudad; y para ello fundó una escuela.
“…Dentro del movimiento Hip-Hop, tuvimos una falencia y era que nadie enseñaba, entonces no quisimos seguir son eso y de ahí es donde nace la escuela –dice Henry-. Una escuela que se vuelve involuntaria, porque nace de una presentación […] la idea es que estos pelao’s tengan claro desde el principio lo que es el Hip-Hop, contado desde nuestro punto de vista.”
Este evento, gracias a su ambición, sirvió como estímulo para la inclusión del género en el Festival Altavoz y se ha internacionalizado trayendo músicos como el DJ y productor Rob Swift y ‘DJ Chino’ quienes vinieron el año pasado directamente desde Brooklyn (Nueva York) y aprovechando tales vínculos, se hicieron alianzas, intercambios y compartieron experiencias.
Hip a la 4 desde su concepción siempre tuvo claro lo que iba y podía ser para la ciudad: un espacio de representación cultural, donde se demostrara que el Hip-Hop de corazón y por convicción puede ser un proyecto de vida que genere respeto y admiración.
“El Festival nos ayuda a que nos vean como lo que somos, unos artistas.”
Eyes, profesor de la Escuela HIp a la 4.