La realidad es que para muchos no es habitual emprender un viaje hacia otra ciudad sólo por un día. Sólo diligencias y acontecimientos importantes son merecedores de tal esfuerzo. Y, sin duda, la tercera edición del Festival Estéreo Picnic se convertiría en una de ellas para mí y mi novia.
Desde la ventanilla del avión podía divisar el frío clima bogotano que se convertiría en constante para ese 30 de marzo aunque, la verdad, nunca sentimos que nos penetrara la piel.
Luego de aterrizar en el aeropuerto El dorado, tomamos un taxi de una hora y media, último recorrido para llegar a Zona F, lugar a las afueras de Bogotá donde se realizaría este festival que llegaba a su tercera edición: Festival Estéreo Picnic.
Llegamos a las 9:00a.m. al lugar del evento y sólo a las 12:00 del medio día abrieron las puertas. Tuvimos que esperar tres horas… Sin embargo, ni la lluvia que llegó un rato en la mañana menguaría nuestras energías.
Por fin adentro, nos encontramos con un ambiente de fiesta: Carpas, casetas, diferentes espacios administrados por patrocinadores como Google, Nissan y Adidas, quienes hacían parte del paisaje que nos recibió justo al cruzar un puente que era como girar la llave que abriría la puerta de “un edén en estéreo”.
Acto seguido, lo primero: recorrer cual explorador todo el lugar, visitar el mercado vintage, la zona de comidas, los “parchaderos” o lugares adecuados con sombrillas y manteles, como si estuviéramos en un día de campo, la zona de hamacas (sí, hamacas)… era como una porción de paraíso.
Más de 20 bandas en menos de 12 horas no son posibles de acomodar en un solo escenario, por eso la oferta musical estaba dividida en 2 tarimas: el escenario Estéreo Shock y el Escenario Picnic. Todos dos tenían atractivos y en ambos había cuota nacional. Aunque hubiésemos querido ver a todas las bandas del festival, los shows simultáneos lo hicieron imposible. Había que hacer un itinerario, programarse para no perder ni un minuto entre las diversas tarimas. Entonces nos organizamos e hicimos nuestras elecciones:
Resina Lalá. Esta banda bogotana, que el mes pasado en HagalaU fue nuestra canción del mes con “Mi salto mortal”, abriría el escenario Estéreo Shock. La potencia de un punk psicodélico, anfetáminico, fusionando teclados atmosféricos con guitarras estridentes, acompañado de una puesta en escena agresiva en los movimientos de su vocalista y su guitarrista, invadieron alrededor de 30 minutos la tarima. Poderío de lo que puede denominarse “ruido del punknarcótico callejero”.
Soundacity. Luego de una pausa para seguir disfrutando de los diferentes espacios y atracciones adecuadas para este día, llegaría el turno de Soundacity para arribar en la tarima Estéreo Shock. Sus cuatro integrantes fusionan lo digital de sus samplers con lo orgánico de sus guitarras, dando como resultado un sonido potente con influencia de tendencias electrónicas. Me sumergí en su universo.
De Bruces a Mí. El primer acercamiento al escenario Picnic, y a la vez la primera banda que viajó desde Medellín al Festival. La potencia de su sonido reggae se hizo sentir y la carpa en pocos minutos se fue llenando de personas ávidas de cadencia y energía. En aproximadamente 45 minutos, tocaron temas de sus 3 discos más recientes, pasando por canciones del álbum “Real”y llegando a piezas de su novísimo disco “Elemento Sorpresa”. Desde que iniciaron con “Internacional”, hasta el último acorde de “Cautivo”, el público vibró, saltó y coreó sus canciones, como si fueran viejos conocidos en la capital.
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“Babilonia no le temo a tu amenaza” fue una de las frases que retumbaron en el escenario Picnic.
Planes. Luego de recibir las vibraciones de DBAM, la tarima Estéreo Shock ofreció un sonido con reminiscencias de rock básico: Planes estaba en tarima. Voces melódicas, guitarras con distorsión moderada y un teclado que proveía el piso a cada una de las canciones de la banda. Aunque escuchamos pocas canciones porque llegamos a su final, logramos apreciar la voz melódica de su vocalista, quien por momentos me hizo recordar a Santiago Auserón, la voz de una leyenda del rock madrileño de los 80’s: Radio Futura.
Crew Peligrosos. Llegó la hora para los representantes de “Arapjuez” en el Festival Estéreo Picnic. Los Crew impresionaron con su puesta en escena, llena de instrumentos y de baile. Trompetas, saxofón y breakers se combinan en un espectáculo que fue vitoreado y saltado de principio a fin. En total, unas diez personas en tarima mostraron el trabajo que hace este grupo de la Comuna 4 en Medellín, una labor que va más allá de la música. El concierto ratificó una sensación: hay gran expectativa con su primer disco próximo a lanzarse. En los 45 minutos que estuvieron en el escenario, los peligrosos la sudaron y dejaron muy en alto el rap paisa.
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Así sonó Medayork en la Carpa Estéreo Shock
Gentleman. Aunque sólo alcanzamos a ver un par de canciones de este artista alemán que se presentó en el escenario Picnic al mismo tiempo que los Crew Peligrosos, el europeo (que estuvo acompañado de la banda Evolution) nos contagió con su vibra de inmediato. Su energía en escena y sus sonidos llenos de cadencia dub y reggae, fueron uno de los regalos que nos dejó esta tercera edición del festival. Un artista para escuchar.
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Monsieur Periné. Un grupo que, sin aún lanzar su primer disco, respondió con una gran presentación ante una carpa Picnic a reventar que aguardaba a Caifanes. Sin duda, es necesario destacar que la banda bogotana ha crecido mucho en el último año y que su frontgirl Catalina García domina con autoridad y sin titubeos el escenario: es su territorio natural. Los Periné ofrecieron un sonido orgánico, lleno de percusiones y cuerdas latinas, proponiendo su visión particular del jazz y del swing. El público coreó y bailó sus canciones, tanto las radiadas como las que no son tan conocidas (sumado a su versión swing de “Sabor a mí”). Fuimos testigos de la consolidación de una de esas bandas que se hace grande en la escena alternativa colombiana.
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La fuerza de Monsieur Periné expresada en este Swing Romanticón
Caifanes. El regreso de una leyenda del rock latinoamericano. Muchas personas aguardaron años este regreso, muchos fueron a un concierto de Jaguares con la esperanza de escuchar algunas de las canciones que ya son parte de la historia del rock hispanoamericano de finales de los 80 y principios de los 90. Algunos, como nosotros, nunca los habímos visto en vivo más allá de videos en internet.
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Un momento para la historia: el inicio de Caifanes en el Festival Estéreo Picnic 2012.
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“Aviéntame, aviéntame hasta donde quieras…”
Todos los sacrificios hechos para llegar a este día, todas las esperas, fueron recompensados con dos horas de nostalgia y canciones que a muchos les permitieron reconstruir momentos ya vividos, mientras que para otros fue la realización de un sueño. Entre lágrimas y la voz de Saúl Hernández ahogada entre los coros del público que formaba una voz estontérea desde cualquier lugar del escenario Picnic, transcurrió esta presentación de Caifanes, quienes recorrieron toda su discografía y tocaron himnos desde “Mátenme porque me muero”, hasta “Aviéntame” y, el final de una primera salida intensa con la canción que, según Saúl, es la que siempre tocan para despedirse, “Nos vamos juntos”.
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Así se despidió Caifanes por primera vez del escenario Picnic
Sin embargo los clamores del público los volvieron a traer de vuelta para un par de canciones más: “Afuera” y la mítica “La negra tomasa”. Con sus acordes finales, se cerró un capítulo que se quedará en la historia de los asistentes porque Saúl y sus aliados crearon un rito musical para Latinoamérica desde Colombia: “La pasión tuvo memoria”.
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MGMT. La otra cabeza de cartel de Estéreo Picnic 2012. Una de las bandas más esperadas y que en conversación con Sergio Pabón, organizador del festival, nos contó en HagalaU que era pretendida desde 2010.
El cansancio era mucho y aunque la espera fue muy grande (alrededor de una hora tardó la preparación del escenario), ni el frío ni la llegada de la medianoche fueron obstáculo para que se abarrotara la carpa Estéreo Shock.
Iniciaron con una de sus grandes canciones, tal vez la primera que conocimos de ellos, “Time to pretend”. Todos los asistentes coreaban la letra de la canción como si fueran angloparlantes nativos y, al término de la misma, se sintió el júbilo de muchas voces enardecidas de emoción. Otro sueño se estaba materializando.
En medio de colores brillantes, de imágenes psicodélicas y de teclados atmosféricos, el grupo recorrió sus dos discos casi por completo y hasta les quedó tiempo para hacer un homenaje a OMD con una versión de “Electricity”; incluso, estrenaron una canción que, según ellos, no habían tocado en ningun escenario. “Alien days” es el nombre de este regalo que hicieron los de Chicago a quienes persistimos y con quienes nos quedamos viviendo su espectáculo.
Con uno de sus singles del disco Congratulations, “Brian Eno”, MGMT cerró casi dos horas de espectáculo donde escuchamos a una banda que, más allá de tocar canciones, recrea paisajes mentales a través de la música.
Terminó MMGT y el Estéreo Picnic empezaba a cerrar su tercera versión. Más de 13 horas de festival ya eran historia y aunque aún el sonido fiestero de Cassius (que se demoró menos de 10 minutos para salir al escenario), perfecto para un cierre en punta del festival, estaba en escena, dejé Zona F -de la mano de mi novia- viendo un cierre antológico en el firmamento: Un insospechado juego de pirotecnia que a muchos, como a mí, nos produjeron nostalgia y unas ganas viscerales de volver en el tiempo para vivir de nuevo un día lleno de música, de aire y de tranquilidad, lejos del caos de la ciudad.
Lo único que lamento es la mala ubicación -para mí- de TV on the Radio en la programación que me impidió ver su show, pero estas son decisiones que hacen parte de los festivales. Sólo 3 versiones de Estéreo Picnic y ya estamos al frente de un espectáculo que trasciende lo musical para convertirse en una experiencia inolvidable y que va más allá de la música.
Ojalá se crearan más festivales así en Colombia porque falta, sí que nos hacen.
@SebasMartinezP