Las caminatas punkeras en el barrio Castilla de Medellín han ayudado a desarrollar un importante ejercicio de memoria que ha propuesto otras dinámicas roqueras de ciudad. HagalaU acompañó este encuentro para conocer y relatar esta experiencia.
Por: Roko Hilguero
El sonido conjunto de pasos de botas y de tenis en el asfalto alertó la cotidianidad de algunos desprevenidos habitantes que se sintieron obligados a parar sus actividades matutinas de domingo asomándose a las ventanas y balcones de sus casas para tratar de descifrar de qué se trataba tanta algarabía de esos caminantes, algunos de ellos cargados de instrumentos y transitando por las calles del barrio Castilla.
Se trataba de una de las tantas Caminatas Punkeras que se han realizado en este sector, una ruta diseñada y liderada por Carlos David Bravo “Caliche”, baterista de la banda Desadaptadoz, escritor del libro Mala Hierba —publicación que ya tuvo una reedición y que se está planeando la segunda para 2023, después de su primer tiraje— y del libro A paso punk, que cuenta la experiencia de estos recorridos punk.
Foto: Juliana Restrepo Santamaría
“El sábado vivimos un recorrido por las luchas del punk en la comuna 5 Castilla, ese punk contextual, que no copia, que se adapta, transforma y forma, que vincula, moviliza, que evidencia otras estéticas y expresiones transgresoras, que no es violento pero no es liviano, que está cargado de discursos, símbolos y sonidos oscuros”: Luis Orozco, extraído del libro A paso punk.
Las décadas del ochenta y del noventa fueron difíciles, un porcentaje de la población la vivieron entre el miedo y la desesperanza del “No futuro”, puñados de jóvenes del norte de la ciudad la habitaron entre parches musicales —que por aquellos días eran llamados “Notas”— y largas caminatas de ciudad, este trasegar de características sonoras estridentes marcó parte de la historia del rock en lo que se conoce hoy como comuna 5 Castilla, Medellín.
La primera edición publicada de Mala Hierba describe de manera cercana y fiel la historia del punk en esta comuna, el surgimiento de este movimiento y una recopilación de anécdotas de la memoria sonora, de los primeros 35 años del género musical en este sector de la ciudad. El libro contiene, no sólo historia sino también una cartografía de la distribución de sitios de encuentro y caminatas de las rutas punkeras en las décadas 80 y 90, de allí nace la idea de contar estas anécdotas de manera presencial, de narrar esas mismas historias, pero recorriendo el territorio, leyéndolo desde una visión musical y política.
Caliche tiene marcada en la suela de sus botas las pisadas de aproximadamente 60 caminatas punkeras —con sonrisa tímida reconoce que perdió la cuenta, de todos los grupos de personas que ha acompañado hasta ahora— desde que inició con estás dinámicas en 2018, han sido grupos de universidades, de curiosos, de roqueros, historiadores, sociólogos… pero esta caminata registrada por HagalaU fue particularmente especial. Las escuelas de música de San Javier y Doce de Octubre estuvieron esta vez como invitadas pero también con un rol de anfitrionas, sonorizando cada una de las paradas. La poesía, las letras de las canciones de Desadaptadoz y las anécdotas eran sonorizadas esta vez por cellos, voces líricas y violines.
Felipe Laverde, director de la escuela de música San Javier, cuenta que vienen hace algún tiempo haciendo este ejercicio con los jóvenes del grupo en distintos espacios, abriéndose a la ciudad para hacer travesías, conocer relatos, historias y caminatas importantes de la ciudad.
Foto: Juliana Restrepo Santamaría
La idea de hacer este recorrido con los integrantes de la escuela de San Javier fue planteada desde hace aproximadamente dos años, se le dio el nombre de Improvisajes, de la jerga de barrio “visaje” que es como ser demasiado obvio para hacer algo y la improvisación, que ejecutan los músicos con su instrumento de manera espontánea. Así fue como lograron concretar la salida pedagógica de las escuelas San Javier y Doce de Octubre, con la gestión y apoyo del equipo coordinador de la red de ambos barrios.
Después de la experiencia, algunas respuestas de los chicos de las escuelas era que habían escuchado de la riqueza cultural de Castilla, pero que no se esperaban que fuera algo tan potente con respecto al rock, en palabras de su director “estas historias no son algo efímero o blando en el tiempo, por el contrario se mantienen y siguen muy vigentes, se habla con mucha propiedad de este movimiento punk, gracias a estos personajes como Caliche”.
Cada recorrido tiene sus particularidades, quien escribe ha participado en unas 5 caminatas y siempre encuentra datos e historias nuevas con cada recorrido. Este es un ejercicio musical, de memoria y como dice Caliche, el caminar como acción política, como protesta.
Pueden encontrar más información sobre estos recorridos buscando Caminatas Punk en Facebook.