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“Cuando la sangre galopa, la tierra ayuda a no parar”, dice el grupo mexicano jaguares en una de sus canciones. Y Camila López puede dar fe de ello pues uno de legados que le dejó su padre, Iván Darío López, quien en los 60’s integró el grupos Los yetis, fue la conexión con la música.
Una canción publicad en myspace generó una gran expectativa por el sonido de Camila: nada más y nada menos que una versión de ‘Toxic’ de Britney Spears. Una apuesta que le daba un vuelco de 360 grados a la pieza original pero que para muchos sonaba riquísima, íntima, con el beat a otro ritmo, actual y arriesgada.
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A sabiendas de que a través de myspace se dio a conocer, un día, arrebata, Camila lo cerró. “Lo quite porque soy una impulsiva –risas. Como no había tenido plata y todas mis grabaciones eran muy caseras, entonces cerré el space y hasta que yo tenga un buen material para mostrar, no vuelvo con las redes sociales”.
Aunque de niña estuvo en coros y grabó un villancico, su encuentro con la música empezó en 2007. “Siempre estuve metida en el cuento pero nunca estudié música, fue más una cosa de oído y de diversión, cuando mi papá se murió fue cuando tomé la decisión de aprender a tocar guitarra”. Su hermana le empezó a enseñar y luego ella tomó una diadema de computador, rasgó unos acordes y grabó en Movie Maker, subió a la red la canción XXXX e impactó tanto que fue versionada por distintos artistas del Net Label Series Media como Lucrecia (Dalt), Mala y Trópico esmeralda.
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Cuando le preguntan por su sonido, lo presenta como un poco de indie, algo de folk, matices de trip hop y pop, en sus palabras: “no me limito a un solo generó pero sé que mi música es muy tranquila, ondas más sicodélicas”.
Camila cuenta con un primer EP, un trabajo que necesita una atenta escucha, un testigo alerta, muchos cómplices.