Alexander Múnera Restrepo
Ha sido el día con más gente en toda la historia de Altavoz: más de 25mil personas con algunos que hicieron fila hasta pasadas las 8:00p.m. Aunque llovió sólo al final del día y muy poco, se cumplió lo del pantano, adaptaron unas estibas y un tapete especial para que el lodo no impidiera el disfrute del espectáculo. La tarima con unas dimensiones de 14 x 17, es decir, más grande que en 2008 (cuando la tarima fue de 12X12mts), daba una impresión de gran festival con 12 horas de punk y metal corridas; ese día, el cambio en la programación hizo que La Pestilencia cerrará la noche.
El tránsito auditivo lo empezó Ron Daymon, quienes con una indumentaria de atuendo de presos, algo así como una pijama a rayas, armaron los primeros pogos con una mezcla de punk y ska. Luego Grito, grupo recién desembarcado de España y con Manzano a la cabeza, demostró porque es una de las bandas más reconocidas y con uno de los actos más potentes en la actualidad. Grito recién cumple 10 años en la escena.
A Nadie el público, literalmente, los llamó. La banda, que este año ha pasado por diferentes festivales de Colombia como Ibagué Ciudad Rock, Rock al Parque y Cali Underground, llegó a Altavoz para presentar su quinta placa discográfica titulada ‘Monólogos de un perro con bozal’. El entendimiento del power trío fue total. El Duque apoltronado en la batería, sin camisa y con un cigarrillo en la boca, Julián cantando a todo lo que le daba su voz y Pino ensimismado en el sonido de su bajo; así pasó su show.
Con la ‘vibra’ arriba luego de mucho sudor y pogo, llegó Fértil Miseria e hizo lo suyo con una electrizante dosis de energía. Con un violín y un cello le dieron a su espectáculo el elemento diferenciador que necesitaban para la ocasión. La transición para el metal estuvo a cargo de Frankie Ha Muerto, banda de un alto compromiso social y político que cantó a la vida y a la libertad. “Medellín no te vuelvas atroz. Vivos se los llevaron, vivos los queremos de regreso. Ni un minuto de silencio por nuestros desaparecidos”, fueron algunas de las frases rezadas por Fabio Garrido, su vocalista. Altavoz saldó una deuda con Fértil y Frankie al reconocer su trayectoria.
Y llegó el metal, iniciando con Cromlech, banda que con una presentación muy limpia cautivó al público -contado por miles- ávido de sonidos duros característicos del metal. Acto seguido, Askariz, con modélicos instrumentistas, dio la dosis de heavy con una alta esencia de progresivo.
Luego vino Tenebrarum interpretando sus éxitos y al igual que en Rock al Parque, nutrió su acto con aportes escénicos que contaron entre otros con la presencia de un vampiro al escenario quien matizó perfectamente algunos de los tintes góticos de la banda. Cuando la oscuridad empezaba a dominar el espacio como un rito sincronizado para recibir la noche, el brutal death metal de Masacre entró como una estampida animal que arrasó con todo a su paso. El cabeceo no dio tregua y fue evidente la emoción del vocalista Alex Oquendo en las tablas.
Los primeros internacionales fueron Exodus. Un grupo insignia del thrash metal, admirado y esperado con ansias por la mayoría del público. Empezaron a tocar con total entrega y con el vocalista pidiendo “pogo cabrones” en un escaso español. Aunque potente y con un frontman envidiable para muchas bandas, este recital por momentos pudo parecer un monótono estrepitar de sonidos para aquellos no tan sensibles a la escuela del thrash.
Cerrando el primer día de festival, Kreator desde Alemania ratificó porque es una leyenda en su género: proyección de imágenes, un majestuoso sólo de batería de casi 10 minutos y muchos más cambios sonoros que los de sus antecesores. Por más de una hora, la actitud y la interacción con la gente fue la base de su concierto. La expedición sonora finalizó con La Pestilencia. Próximos a sacar DVD y de gira por Colombia pasaron por Medellín para decirnos con sus éxitos -Soldado Mutilado, De película conejo, Olé y demás temas que los hicieron grandes en el país-, que “desde la cuna hasta tu tumba… vive tu vida”. Cayó el telón en un día potente. Llegaría el domingo para abrirle paso a la fiesta.