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@SantiagoHagalaU
El año 2011 se terminó y por eso es necesario mirar atrás, tomar aire y repasar qué deja el circuito musical local en este periodo. Por eso, HagalaU presenta la primera parte de su tradicional resumen de año nuevo. Aquí la primera parte.
¡Qué suene la música! Para empezar hablemos de discos: la producción discográfica dejó múltiples tendencias y placas de una factura profesional, como son los trabajos de Panorama, Mr Bleat, Puerto Candelaria, Frankie ha muerto, Nepentes, Juanita Dientesverdes, Átomos, Alkolyrikoz, Johnie All Stars, Ramón Echavarria, Detriktuss, The mirror, Jontre, Sociedad FB7, MC Mago, EstoyPuto, Niquitown y Dócil, entre otros proyectos sonoros.
Siguiendo con los discos, la dinámica de Netlabel o de libre descarga en la Internet va en ascenso, y por eso la circulación de álbumes como los de Niquitown, Frankie ha muerto, Aviones, Música Inmobiliaria, M.A.L.A, Panorama (y otros de Series Media), constatan que los proyectos se siguen acomodado a las nuevas formas de circulación musical, un terreno tan vasto como la ciencia.
Según estas pistas, algo queda claro: con más de 40 discos prensados de manera independiente en Medellín, puede decirse que los artistas siguen apostándole a los discos físicos como una alternativa pero que, también, rastrean lo que pasa en el contexto global de la libre circulación de la música.
En vivo. Por el lado de los festivales hay altas y bajas: Revolución sin muertos tuvo un avance enorme al tratar de impulsar el pago, lo cual aporta a la formación de público; Hip 4, avanzó y sigue dando muestras de organización y proyección al erigirse como proyecto que año tras año atiende los diferentes componentes del parche hopper; por Altavoz, temas como los disturbios, la curaduría con grupos de sonido revejido como Plastilina Mosh y Molotov (aunque este último cumplió: tocó, divirtió y se fue), sumado al desmejoramiento de aspectos técnicos como tarima, accesos o camerinos, dejaron una sensación de retroceso que ni la majestuosa actuación de The adicts logró diluir; claro, se aplaude el consumo responsable de cerveza solo para adultos en un corral –literalmente- improvisado con vallas (para aprender, tendrían que ver los bares que montan en festivales internacionales e incluso en algunos recitales privados nacionales, donde la gente se siente cómoda y bien atendida). Lo importante para la organización de Altavoz es aprender y corregir para futuras ediciones.
También de Altavoz hay que resaltar los actos en vivo de proyectos como Alfonso Espriella, uno de los mejores de evento, al lado de otros protagonizados con grupos como Mr. Bleat (gran año de este cuarteto local), 1280 Almas, Las plagas y Velandia y la tigra.
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Siguiendo por las lides de festivales, el Festival de Rock de la Comuna 6, que madura e hizo un esfuerzo titánico de audicionar 180 agrupaciones, legitima su proyecto al noroccidente de la ciudad; sin pretextos, la participación de Kraken y Estados Alterados ratificaron su apuesta por los sonidos nacionales y significó, en un momento de seguridad crítico en Castilla, la supremacía del arte en cualquier contexto.
Asimismo, hay que señalar el crecimiento gradual de iniciativas como Quitasol Fest, Bello Metal Fest, SabanetoKe, Festival de Rock de la Comuna 4, Castilla Rock, Fiesta de la Música, sumados a Rock al Río en Rionegro, Viga Rock e Invazión; para finalizar, hay que señalar el nacimiento Rock de Medellín por Colombia, Del Putas Fest y, claro, el nacimiento del Festival Hertz, un proyecto liderado por HagalaU y el Teatro Matacandelas y que, en 2011, hizo una primera edición donde la característica redundó en sonidos indie rock con la participación de Fede Franco, Camila López, Panorama, Matute y Señor Naranjo.
De otro lado, la Red Juvenil realizó el AntimiliSonoro y su mayor acierto musical fue, sin temor a puristas o posturas radicales, la inclusión de proyectos como la Chirimía Orquesta Son Batá, donde los sonidos del Pacífico sonaron en un contexto históricamente coloreado por el punk, el metal y otros ritmos. ¡Y allí el baile primó!
En esa lógica, Medellín, el Valle de Aburrá y municipios cercanos, puede decirse que cuenta con más de quince festivales de distintas características, lo cual, la convierte en una plaza de conciertos apetecida para grupos nacionales e internacionales en desarrollo. Si bien esto es positivo (pues hay ciudades que escasamente tienen un festival al año), lo preocupante es que de quinceo más festivales, doce son gratuitos. Para este 2012, ¿cómo cambiar la dinámica?
En la segunda parte del resumen, encuentre hechos relevantes del año, una mirada al video clip, grupos que brillaron en 2011, una rastreo a proyectos nacionales y más información del circuito.