En pijama y de chanclas, tempranito en la mañana y hace casi un año, llamé a Mónica Moreno, baterista de I.R.A, buscando entrevistarla sobre los 30 años de la banda.  La conversación –como casi todas las que tengo con ella que no bajan de 30 minutos, ya sea para hablar de bandas, festivales, la familia o lo dura que está la ‘situación’-, duró aquella vez casi dos horas.  Y aunque telefónica, el grado de complicidad fue tal que puedo decir que es una de las entrevistas más bellas que he realizado: fue honesta, cálida y llena de emociones, como cuando mi papá me contaba las historias de la calle que presenció en su taxi mientras veía el amanecer trabajando antes de llegar a la casa.

Como anécdota, esa entrevista la hice artesanalmente, contando con las herramientas a la mano: con un teléfono inalámbrico en altavoz y grabando con las notas de voz del celular. A continuación, un fragmento de esa charla que siempre he querido compartir y que presento a manera de testimonio porque MónikIRA tiene ese privilegio de la palabra, te engancha como un niño que no quiere que termine el día para jamás dejar de jugar.

En las líneas siguientes, descubrirán en qué año I.R.A pudo acabarse, cómo ella asumió la batería, cómo decidieron que la banda era su vida  y de qué manera conciben su legado.

 

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Mónica en la batería en el concierto de celebración HagalaU 15 años en el Teatro Pablo Tobón Uribe. Año 2015.

“Hay un periodo en el que asumimos a I.R.A como nuestra vida. Y  sí se puede definir ese momento, porque cuando Viola empezó con los otros integrantes la banda ellos no estaban esperando absolutamente nada más que parcharse unas tardes y noches a sobrevivir del tedio de una adolescencia pesada en ‘Medallo’, ellos querían cantar las canciones de sus bandas favoritas y meter uno que otro insulto por ahí con un tema propio.  Todo eso acompañado de unas cervezas, unos amigos y en una época de la vida en la que uno se junta hasta a mover un asiento.

Luego, cuando yo estaba en I.R.A como en el 91 o 92 que empecé a cantar con la banda, ya se sabía que I.R.A era poderosa y que era un pogo, ya era claro que la música era importante y que estaba manifestando cosas valiosas a través de sus canciones pero que además, tenía muchos amigos; ahora, en ese momento la banda seguía siendo la alternativa juvenil para nosotros mientras estudiábamos y crecíamos, ¡ahí no pensábamos en nada más!

Ya en el 95 teníamos una alineación muy grande, éramos 5 personas en I.R.A, éramos muy amigos y nos tocó una época de muchos cambios en tecnología y producción, en los conciertos, en comunicaciones y otras muchas cosas; entonces ahí empezamos a estar mayorcitos, los que estábamos estudiando en la U ya empezábamos a terminar también ese ciclo mientras que otros se retiraron, pero lo cierto ahí es que empezó un tiempo de quiebre donde lo más lógico era que I.R.A se acabara porque se fueron de la banda algunos integrantes, unos que desistieron por diferentes razones y otros porque nosotros les pedimos que se fueran pues no estaban en  firme con lo que queríamos seguir.  ¡Ese fue el momento en el que quizás I.R.A tuvo que acabarse!  Pero no se acabó, y estoy hablando de 1996, ahí lo que pasó fue que Viola y yo nos quedamos solos, mirando pa’ arriba, porque la banda se nos desbarató –después del disco “Crónicas de una década podrida”-… Pero fue en ese momento cuando la banda tomó un nuevo aire, porque nos dijimos:

“¡Respiremos profundo, porque aquí o se acaba I.R.A o nos armamos con toda la fuerza!”… Y lo que hicimos fue lo segundo, aclarando que al principio fue muy duro, porque tuvimos que combatir el fantasma del cambio de alineación, había que entrenar personas nuevas, Viola siempre había sido el frotman de la banda pero con ese cambio también debió asumir la guitarra…  ¡Nos tocaba en ese momento ser el doble de trabajadores porque nos habíamos quedado solos!  Entonces decidimos meterlo todo, todo, todo… Y claro, empezó un tiempo de búsqueda con otros bateristas y bajistas,  fue un tiempo duro, muy duro para I.R.A, hasta que en 1999 tomé la decisión y me dije: “voy a ser la baterista de I.R.A, porque estoy mamada de que los bateristas duran un año mientras se casan, se van pal exterior, cuando la esposa les da permiso o cuando en el trabajo les dan tiempo para ser punkeros”…

Pero hablemos de esa decisión, porque la verdad yo ni-me-sabía-sentar en esa silla, tenía la batería de Fredy que grabó el disco “Entre amigos” y que se quería ir de I.R.A, entonces me la prestó para yo aprender…  Y ahí yo empecé a estudiar, no sabía tocar ni hacer nada, nada, nada… pero me repetí: “yo voy a ser la baterista de I.R.A y esto no tiene vuelta atrás ni tiene discusión con nadie”; y firme, Viola me apoyó en la decisión.  Acto seguido me clavé a estudiar, después le devolví la batería a Fredy y me compré una.

Ya como dueña de los tarros fue en el año 2000 cuando hice mi primer concierto en ese nuevo rol con I.R.A, fue en Cali y toqué muy decente pero debo decir, ¡muy buñuelita!  De esa fecha para acá es cuando se concentra en Viola y en mi la decisión férrea de que I.R.A va pa´delante y que es la vida de nosotros, le metimos todo el tiempo a la banda, no nos comprometimos con trabajos que no nos dejaran tiempo para tocar y como sea, desde ese día, nos guerreamos la vida con I.R.A…  Y ahora, entonces después de más de 15 años pasa que el guitarrista, la baterista, los compositores, los vocalistas, los autores, el administrador, el escritor, el diseñador… están en nosotros. ¡Es decir, concentramos toda la vida en Infexión Respiratoria Aguda!  Y ahí es cuando decimos, ¡I.R.A es todo para nosotros!  Claro, lo hemos hecho siempre acompañados de nuestros bajistas, ingenieros,  diseñadores, fotógrafos,  webmasters y de mucho otro combo…

Viola al mando de la guitarra en I.R.A Imagen del concierto HagalaU 15 años.

Todo eso contado es muy importante, porque en la actualidad, cuando ya no estamos pensando ni qué estudiamos ni en qué trabajamos, sino que por ejemplo yo pienso es cuando me envejezca y me vaya, ahí, cuando ese gráfico llega a la punta en términos de edad y en fin… ahí uno es muy responsable porque cuando esté viejita habré sido solamente la baterista de I.R.A,  ni el pensionado de tal empresa ni el papá de nadie, ¡en el caso de Viola, habrá sido únicamente el guitarrista de I.R.A! Y eso, créame, es una responsabilidad muy grande y hay que tener unos pantalones muy bien puestos.  Incluso en estos días le dije a Viola:

“¡Parce, es que le invertimos la vida, cuando nos muramos, sobre todo vos que llevás los 30 años en la banda, solamente  habrás hecho a I.RA, eso quiere decir que tu paso completo por este mundo se lo diste a I.R.A!  ¿Ves el tamaño de lo que te estoy diciendo?”.

Viola, Mónica y Duván, formación actual de I.R.A

 ¡Batallón, I.R.A!  Somos HagalaU. 

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