Lunes 11 de enero de 2016. 7 de la mañana. En Colombia, día festivo. El último día de descanso que marcaba para muchos el cierre de temporada de vacaciones. Un día que también cerraba un ciclo y abría otro, aunque no esperábamos que dicha apertura se diera justo con la partida casi premonitoria del genio de la música David Bowie.
Al recibir la noticia, era imposible no darle cabida a la duda: ¿¡Bowie!? Esa fue la pregunta reiterada; atolondrado, mano al celular y de inmediato, ingreso a twitter para ratificar la devastadora noticia. ¡Y sí! El gran Duque Blanco había fallecido: “David Bowie ha muerto en paz hoy rodeado de su familia, después de una valiente lucha de 18 meses contra el cáncer”, así sentenciaba un escueto un comunicado oficial.
Y es que la noticia abrumaba porque apenas el sábado se había realizado el funeral de Lemmy de Motörhead, una gloria del rock n’ roll también fallecido el 28 de diciembre de 2015; días antes, el 3 de diciembre murió el ex vocal de Stone Temple Pilots, Scott Weiland y también, falleció el año pasado la leyenda del blues BB King.
En síntesis, en menos de un año se fueron 4 referentes del rock de todos los tiempos. Pero el más cercano, sin duda, David Bowie, apenas este fin de semana y el 8 de enero, cuando cumplió 69 años de edad, lanzó el que sería el último disco de su discografía: “Blackstar”; de allí, se desprendían las canciones Lazarus y