La martillada frase de pan y circo para el pueblo, aludiendo al poco interés de la gente para formarse y a la preferencia de la ley del mínimo esfuerzo, a que al pueblo no le gusta pensar ni consumir cultura, parece que empieza a dar otras luces y lecturas en el país.
Según cifras publicadas por el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) sobre el crecimiento del país entre julio de 2009 y agosto de 2010, la inversión de los colombianos ha aumentado para la cultura. Según el estudio los colombianos han incrementado su consumo cultural casi un 5% en un trimestre y casi 9% en un año. Dicho consumo cultural es superado unicamente por el sector ropa y zapatos que aumentó un 9.7%. La investigación recoge datos de visita a museos, compra de libros, idas a cine, conciertos y a bibliotecas. También, las cifras muestran que el gasto en cultura creció más que el gasto en restaurantes y hoteles.
Al leer las cifras, se genera optimismo y eso es sano. Sin embargo, queda la duda: ¿qué tanto aportó el sector música a la investigación? ¿Cómo inciden la compra de discos y la entrada a conciertos locales en diferentes ciudades del país? O, ¿se tomaron como referentes únicamente los grandes espectáculos? Sea cual fuese la respuesta, hay que observar con detenimiento cómo es el comportamiento en los parches independientes y en los pequeños bares donde se reúnen los grupos a tocar.
Finalmente, queda algo claro: ¡si crece el consumo cultural crece la ciudad y el país! Y sin duda, crece también la escena de la música nacional. Por eso pensemos: cada uno de nosotros ¿cómo aportó en el último año a este crecimiento: comprando discos originales a las bandas de tu ciudad o pagando las boletas de los conciertos? Ojalá no nos quedemos como el híbrido que cita Héctor Abad cuando algo se queda a medias y no pasa nada: “hibrido entre caballo y vaca, ni trota ni da leche”.