Se cumplieron 20 años del lanzamiento del primer disco de Parlantes. Un álbum grabado en sesión que reforzó la idea de que Medellín sí puede tener un sonido particular a partir del rock y las músicas alternativas.
Por Alexander Múnera Restrepo
Todavía tenía sueldo de estudiante cuando Parlantes presentó su primera placa discográfica, así que no fue un hecho espontáneo la adquisición de ese disco; todo lo contrario, fue algo premeditado. No sé cómo me enteré cuánto valía o en dónde lo vendían; pero para esa época, yo era auxiliar universitario en la biblioteca central de la Universidad de Antioquia (actualmente llamada Carlos Gaviria Diaz), y del poco dinero que me pagaba la universidad por acomodar libros, guardé un porcentaje para ir hasta el café LeBon, ubicado en el parque Lleras de El Poblado y comprar el álbum.
Creo que no había ido más de dos veces al Lleras, antes de ese día, así que, con dirección en mano, tiré infantería desde la estación El Poblado del metro hasta LeBon. Mi objetivo era claro: llegar, comprar y devolverme por el mismo camino por donde llegué, y así lo hice. Asegurar la hora o la fecha de la compra se me hace difícil; pero mi memoria traicionera, dice que era un sábado al medio medía y el café todavía no estaba prestando servicio.
Era un disco hermoso (todavía lo es), una cajita café troquelada con rombos, el disco metido en un estuche de cartulina, el cual tiene escritos a máquina los títulos de las canciones junto con los autores que inspiraron algunas de estas; y al otro lado, los créditos de la obra. La imagen del CD es sublimada con un dial giratorio, de esos que tenían los teléfonos de mesa o pared, tres décadas atrás, todo esto acompañado de doce imágenes diseñadas por amigos de la banda, inspiradas en la misma cantidad de canciones.

De eso ya han pasado 20 años, y desde entonces Parlantes ha prensado otros dos álbumes (Lenguanegra y Todo esto eran mangas), lanzó un EP de cuatro canciones en digital (El sueño de Pedro) y de vez en cuando se presenta en vivo. Este año, solo tuvo dos shows en Medellín y uno de ellos, fue el pasado 06 de diciembre de 2025 en La Pascasia, cuando celebraron dos décadas de ese primer trabajo discográfico que me convirtió en una “cabeza parlante”.
Un recital que fue todo un jolgorio. No sé si los asistentes vayan a estar de acuerdo conmigo, pero yo sentí que la mayoría estábamos expectantes por lo que íbamos a ver; y un poco eso debió sentir también la banda que, para este aniversario, invitó a algunos y recordó a todos los músicos que han pasado por sus filas: Jaime Pulgarín (Papocho), José Gallardo, José Julián Villa (El Gordo), Juan Camilo Orozco, Juan Diego Galvis, Víctor Acevedo y Jhon Henao (Heneas) quien estuvo de principio a fin tocando el piano y haciendo coros como si nunca hubiera dejado de tocar en el grupo.
Probablemente escribo desde la emoción y el afecto, pero debo decir que en este concierto sentí que, si bien no somos muchos (siempre me he cuestionado por qué Parlantes no le gusta a todo el mundo. Otra vez el afecto) sí somos una “tropa brava” y fiel, como diría Edgar Piedrahita prestado de El Atravesado, en “Futuro anterior”, que sigue y escucha con una suerte de devoción todo lo que Parlantes nos presenta. En este concierto cantamos, bailamos, brindamos y algunos amigos puristas hasta detectaron equivocaciones en un par de canciones; porque claro, después de dos décadas, estamos convencidos de que los conocemos, de que somos amigos y en esa medida, no se nos escapa una.

Complementando la efeméride, Parlantes prensó ese primer disco en acetato y tiene varias canciones montadas en espera de ser grabadas y acompañar, ojalá, las cuatro que desde el 2020, incluyeron en “El Sueño de Pedro”.
Esperemos que, en el 2026, se animen a publicar esos nuevos tracks para seguir alimentando los oídos hambrientos de esta “muchedumbre” que somos todos los que seguimos a Parlantes, una banda que, a paso lento, no sé si seguro, ha construido un legado sonoro, un público que ha crecido con ellos (en edad) y “unos pocos buenos amigos”, tres cosas que no son menores para una joven vida de 20 años.