Corría el año 1994, tenía solo 15 años, pero ya tenía muy claro qué quería hacer en la vida: ¡trabajar con música!
Me acerqué a varias emisoras buscando una oportunidad, me ofrecía como asistente, no me importaba la remuneración económica, solo entrar en el medio y conocer ese mundo mágico de la radio; en Veracruz Estéreo y Radioacktiva la respuesta fue sencilla: “¡No, eres muy joven, primero tienes que estudiar!”. También me decían: “¡No nos hacen falta asistentes!”. Esas fueron algunas de las respuestas aunque en mi otra opción que era La X de Todelar, contacté telefónicamente a Kamil Abdul Asis para que me grabara un casete de baladas traducidas, pero más que las baladas lo que buscaba era acercarme, y así, la cita fue un viernes en una cafetería contigua a Todelar sobre la calle San Juan, allí tomamos un café y hablamos un poco, pagué los $5000 pesos por el casete al que no le presté mucha atención, y todo el tiempo le hablé de música y radio, al final de la charla le pedí una oportunidad en el horario que el considerara, el lo pensó y me respondió, venga el lunes a medio día.
Yo no lo podía creer, ese fin de semana estuve ansioso y llegué a Todelar el lunes con muchas expectativas, me recibió Kamil y Darley Benítez, quien estaba en el turno de la tarde; ellos me dicen: “si quieres trabajar aquí debes aprenderte dónde están las canciones”, y me señalaron una repisa con unos 1200 discos compactos, y agregaron: “debes conocerlos todos”; acto seguido, me muestran los cartuchos, (formato en el cual se pasaban los comerciales y glosas de la emisora en la época), y complementan diciendo: “debes saber cuándo inicia y dónde termina de memoria, porque no hay forma de medir el tiempo”. Claro, yo me asusté, pero después me dije: “si ellos ya lo hacen, yo también, y empecé a mirar los CD’s uno por uno y a ver cómo pasaban los comerciales cada hora”.
Café Porfirio Barba Jacob, donde es residente Jaime Franco
Luego de unos días me asignaron el turno de la noche de 6:00 a 8:00p.m. Debía realizar con Jorge Alberto López un programa llamado “Musiteca de mensajes”, allí debía anotar todos los mensajes que los oyentes dejaban, con Jorge aprendí a manejar consola y empezó a enseñarme como se deben mezclar los géneros musicales y como diferenciar unos de otros, luego estuve varios días en las madrugadas al lado de un verdadero maestro: Hans Trujillo (Q.E.P.D); con él aprendí mucho, me enseñó a hacer la curva, algo que en mi concepto, es una de las variables que permite conocer a un buen Dj, y consiste en poner diferentes géneros musicales y que el cambio entre canción y canción sea tan sutil que no se note; y así, en una hora podíamos poner house, pop, rock en español, rock alternativo, new wave, heavy glam y no se sentían los cambios, aunque cada que hacía un empate mal hecho, me pegaba suavemente con un cartucho en la cabeza y me decía: “¡Ojo, cómo ponés un tema de Poison y luego uno de Technotronic, recuerda la curva!”, me decía, y entonces yo volvía y lo intentaba; días después, ya hacía la curva bien pero cometía otro error, programaba 3 temas de heavy glam seguidos y me decía: “guevón, esto acaso es una emisora de solo heavy”, y así, poco a poco, me fui puliendo tanto con la ayuda de los cartucherazos de Hans como con la enseñanza de los demás Dj’s, así pasé 6 años en Todelar, no solo en La X, sino en las demás emisoras musicales de la cadena, donde programe gran variedad de estilos musicales, ¡y cuando digo gran variedad es gran variedad!
En 1998 hice mi primera fiesta como DJ, fue en un bar del barrio Buenos Aires, cerca a las mellizas llamado “La puerta inglesa”, allí hice un especial de new wave, la música la llevé en casete y CD’s, todo un encarte, salir con 20 casetes y unos 40 discos compactos, pero era la magia del momento, ese día me fue bien, el bar era pequeño y se llenó pronto, la gente bailó y fue un buen debut, luego al poco tiempo hice otra fiesta en un bar emblemático que existió en el centro de Medellin, frente al colegio de mujeres CEFA, “El rincón del Guasabro”, allí hice una pogoteca o Zafarrancho, como le llamábamos en esa época (recordemos que estábamos en plena efervescencia del rock alternativo, y se intercalaba este género con ska, punk, y rock en español). La dinámica fue muy sencilla, la hice en compañía de un amigo, cuadramos con el dueño del bar que él se quedaba con el consumo y nosotros con los covers, el precio de la entrada fueron $3000, todo salió bien, mi amigo se encargó de la logística y cobrar la entrada y yo de la música, la gente bailó toda la noche y cuando llegó la hora de cierre, se bajaron persianas y también al volumen y nos quedamos hasta el amanecer los más conocidos, buscando el “azul reproche”.
De ahí en adelante vinieron muchas más fiestas, me acercaba a otros Dj’s con tal de aprender de música, compré muchos vinilos y todo el tiempo investigaba, no me gustaba el solo hecho de conocer una banda nueva, quería saber de dónde eran, su discografía, biografía, escuchaba diferentes sonidos y fui aprendiendo, en el año 2001 inicié labores como Dj residente de Canciello Bar, uno de los bares más antiguos en ese momento en la ciudad y también de los mas exitosos, abríamos de lunes a sábado y todos los días había público, los martes eran de solo rock en español, los miércoles era festival de la cerveza y con $10.000pesos te daban tres jarras de cerveza; ya a las 8 de la noche de un miércoles el bar estaba totalmente lleno y era pura fiesta.
De jueves a sábado la programación era bien variada, antes el bar era de un corte de rock clásico y muy rockero, yo empecé a poner rock nacional, trip hop, house, pop fino y brit, y esa nueva línea de programación gustó, obviamente la esencia rockera no se perdió, cada mes hacíamos un especial, con bandas emblemáticas, o toda la noche dedicada a un género, esto también gustó y trajo mucho público, ya cambiamos los casetes por el minidisc, sistema de grabación digital, que era todo un descreste para el momento cuando internet todavía estaba en pañales y el Mp3 no estaba consolidado.
Es bien diferente el trabajo como Dj en una emisora a un bar, es algo así como la diferencia de un actor trabajar en tv y teatro, en el bar hay más libertad, en el bar podés ver la reacción de la gente y del Dj depende que haya un ambiente tranquilo o que inicie la rumba.
En Canciello estuve por algo más de 2 años, luego hice varias fiestas en diferentes bares y lugares de la ciudad, hasta que en el 2005 entre como Dj residente al Café Porfirio, al ser una corporación cultural, la diversidad musical es su carta de presentación, allí si no hay límites para programar desde músicas del mundo, bossa nova, jazz, pop y rock nacional, hasta punk y heavy metal.
Lo más difícil del oficio de ser Dj es darle gusto a todo el mundo, aún existen muchas personas sordas, radicales y cerradas mentalmente, que para ellos solo es bueno lo que les gusta, lo demás no existe y si es muy heavy quieren que en el bar solo pongan heavy, este tipo de personas afortunadamente son pocas, yo siempre le he dicho a quienes invito al bar, es un lugar para la diversidad, para la gente de mente y oídos abiertos, trato de hacer un equilibrio con música comercial y otra no muy conocida peo gracias a mi criterio y experiencia considero que es buena y creo que ese es un papel fundamental de un buen Dj, “proponer”, y funciona, es muy grato cuando uno programa un artista como Leonard Cohen, Indochine o Nick Cave y se para alguien y pregunta: “¿qué es eso tan bueno, me anotas el nombre del artista?”. Cuando eso sucede: “¡Allí está tu compensación como Dj!”.
Otro aspecto importante es hacer una lectura del público, no siempre es el mismo, y si un día hay gente un poco mayor, programamos más rock clásico, más adulto contemporáneo, si por lo contrario son más jóvenes los visitantes, habrá más rock alternativo y más música nueva, es una regla sencilla, también conocer a los clientes frecuentes y sus gustos, ya uno sabe que llegó el señor X, y que le gustan determinadas bandas, nadie se siente mal si lo consienten con la música que le gusta.
Uno de los errores más frecuentes de los Dj’s es programar solo lo que le gusta a ellos y lo que le solicita el público es malo, error, error, yo siempre lo he dicho, para escuchar mi música favorita, lo hago en mi casa, en el bar programo para la gente que lo visita, debe haber una propuesta clara, en la cual la gente se adapte al bar, no el bar a la gente, porque si esto fuera asíi, habría que poner rancheras porque llegó un señor a hacer un buen consumo y hay que complacerlo; la gente se debe ubicar, yo no puedo ir a una fonda cross over a pedir un viernes a media noche que me pongan una canción de Frankie ha muerto, lo mismo debe suceder en un bar de rock, tener identidad.
A veces muchas canciones que programo, a mi no me gustan, pero a quien esté en el bar, sí, y ese es mi trabajo.