“Si fuera necesario renunciar a la fragilidad de mi existencia”, eso dice la canción.
Y la citamos porque la pregunta es: si fuera necesario hacer una canción para cambiar esta ciudad, ¿cuántos músicos en Medellín la harían? Vos, sin ser músico, ¿la harías?
Muchos dirán, ¡ah, ya he hecho muchas! Si es así, nunca dejemos de hacer canciones, libros, poemas, nunca dejemos de tomar el pincel para recrear una gota de sangre. ¡Porque preferimos la sangre en un cuadro o gritada en una canción! Preferimos eso y no una esquina pintada de rojo después de que caiga un niño. Eso elegimos porque el arte debe ser crítico. El rock debe ser reflexivo, siempre narrando su ciudad, su contexto.
Todo lo dicho, porque da físico desconcierto, entumecimiento del cuerpo, saber que en este país trituran como si fuera carne de caballo para vender de contrabando, a 3 niñas de Itagui. Y las desaparecen y las donan al universo a través un río.
Así es que… ¡si les falta inspiración!… ¡Qué sarcasmo doloroso!, ya encontraron un buen tema.
No dejemos de hacer canciones. ¡Para recrear la vida y reir! Pero también para denunciar las injustas muertes.
La vida no para.