Mary Ramone pasó por Medellín y HagalaU estuvo presente.
Daniel Naranjo Bedoya
@vozypapel
¡Oh, sorpresa! A eso de las 11 de la mañana del sábado 3 de mayo, tuve la fortuna de recibir un mensaje donde me invitaban como periodista representante de HagalaU para estar en el concierto de Marky Ramone y Michael Graves. Fue una total sorpresa, sobretodo porque era el primer toque internacional en el que ejercería mi oficio cubriendo un recital -y no cualquiera-, nada más y nada menos que el de un ex Ramones y un ex Misfits. ¡Un toque movimiento que convocaba a gran parte del movimiento rock en la ciudad!
La llegada. Eran las 9:20p.m. y llegué a la discoteca en el sector Barrio Colombia, al suroriente de Medellín, y aparecieron a la vista una multitud de manchas negras camuflándose en la oscuridad de la noche, son los asistentes con camisetas de la legendaria banda de punk rock Ramones, y otros tantos con el estampado de Misfits, también por un corte musical similar, que hacen fila o esperan pacientemente sentados en las aceras, mientras beben cerveza y conversan con los amigos.
Finalmente, a las 9:30p.m., ingresan paulatinamente las 600 personas que aguardaban en la fila, esperando que los amplificadores comenzaran a retumbar. A las 10:15p.m., la primera banda, Leña Verde, encendió la noche con covers de bandas reconocidas de la música rock y pop, como Rage Against The Machine, Depeche Mode, The Offspring, entre otros más. Estas canciones que elevaron los ánimos de los asistentes, junto con un juego de luces que los hacía resaltar, lograron poner en un punto más alto al concierto que apenas prendía motores.
El pogo con Triple X. Ya no cabía un alma en la discoteca. En el segundo piso, la zona VIP estaba a reventar, y cada vez que se asomaba una persona más, buscaba ocupar el mejor puesto. 11:15 p.m. Mauricio Arias, vocalista y guitarrista de la banda bogotana de punk Triple X, salió a saludar y con mensajes duros y un carisma enérgico, animó más al público tocando sus canciones, también con ciertas bases del antiguo rockabilly norteamericano, dejando el ambiente listo para Marky y Michael.
Con canciones como Vándalos, A mi manera, Surferatu, y muchas más, la banda bogotana Triple X logró en su hora y media de toque, meterle el acelerador al pogo entre la mayoría de fanáticos que estaban en la zona general de la discoteca.
Marky sale a escena. 12:50a.m. Todo el público quiere a Marky en escena, llamándolo con el conocido coro de la canción Blitzkrieg Bop: “Hey, oh, let’s go”, y en contados minutos, salieronn Marky Ramone y Michael Graves, e hicieron su típico conteo “¡One, two, three, four!”, para lanzar una descarga, sin descanso, de los más grandes éxitos con de Ramones: I believe in miracles, I wanna be sedated, I don’t wanna grow up, Rock & Roll High School, y seguía la lista, hasta alrededor de las 2:30a.m. A esta hora, el calor y el sudor eran el resultado del pogo interminable entre los asistentes que, después de haberse bajado la banda del escenario, pedían que tocaran la canción que habían coreado desde el principio: “Hey, oh, let’s go!”.
Marky, a sus 57 años, atendió a las exclamaciones de sus fans y volvió a salir, junto con Michael Graves, a dejarlo todo en el escenario, tocando con el mismo estilo que lo caracterizó desde su participación en Ramones, esa canción que ha sido el referente musical más inmediato de esta banda de punk rock neoyorquina, Blitzkrieg Bop. A las 3 a.m., toda esa magia musical quedó dispersa entre los asistentes y los músicos se retiraron a los camerinos.
¿Una entrevista con Marky? Me dirigí inmediatamente al lugar donde se supondría estarían Marky y Michael, pero como era de suponerse, el acceso a los camerinos no era tan sencillo, ni siquiera para la prensa. Entre mi búsqueda por tener unos minutos con las estrellas de la noche, vi que uno de los fans pasó sin problemas las barreras, argumentando que fue el ganador del concurso promovido en redes sociales para conocer a Marky Ramone y compartir un par de cervezas con él.
Finalmente, logré llegar a las afueras del camerino, donde nuevamente observé al ganador del concurso esperando conocer a Marky, pero el organizador del evento, minutos más tarde, llega a informarnos que él ya se había ido, fugazmente. Al final, quedamos con la decepción de no poder conocerlo pero con la satisfacción haber disfrutado en vivo, a quien será por siempre uno de los grandes íconos que marcó la historia del rock and roll.