La verdad es que pocos se han preocupado por el otro durante la emergencia de salud pública que empezó (en Colombia) en marzo. Uno de esos pocos es Faber López Amariles, quien consecuente con la ideología punk y su sentir como ser humano, se ha encargado de recolectar mercados para muchas familias en la Zona 2 de Medellín. Hoy, gracias a Juan Leonardo Ochoa Zabala, conoceremos parte de esa historia.
Por Juan Leonardo Ochoa Zabala
A Faber López Amariles lo conocí por pura coincidencia en las afueras del Teatro Pablo Tobón Uribe un lunes 9 de diciembre de 2019. Ese día a las 7:00 p.m. se presentaba la obra Victus de la directora Alejandra Borrero. Al finalizar dicha obra compartimos algunas palabras a las afueras de un café en compañía de la profesora Ana María Rabe, y demás compañeros que integraban por ese entonces el seminario dirigido “Memoria corporal y teatro de la memoria”.
Esa noche fue suficiente con escuchar algunas palabras pronunciadas por Fáber, para saber que es una persona sumamente humilde y generosa. De él conozco pocas cosas, pero lo que sí sé, es que es un hombre apasionado por el arte y la música, sobre todo, por el punk, la cual actúa bajo dos principios: “hazlo tú mismo y trabaja por la solidaridad y la fraternidad”.
Pues bien, esta es una historia que aún no termina, que conmueve e invita a que todos nosotros pensemos y actuemos con el desprendimiento y amor que caracteriza a Faber López Amariles:
Faber estaba almorzando en su casa ubicada en el barrio París de Medellín, cuando una de sus vecinas toca a la puerta y le pregunta a este humildemente y sin ironía “¿Qué significado tienen las banderas y los trapos rojos colgados en las ventanas y balcones de las casas?” Habían transcurrido los primeros diez días de la cuarentena que se proclamaba desde el gobierno nacional, para tratar de salvaguardar la salud de las personas y disminuir así, la curva creciente de contagios y muertes causadas por la pandemia del Coronavirus. Fáber le responde a manera de pregunta “¿Por qué? ¿Dónde ha visto usted eso?” La vecina lo conduce afuera de la casa y este al observar en la parte de arriba, se encuentra con un paisaje desolador, toda la cuadra está de rojo, hay camisas, trapos, banderas que simbolizan una urgente necesidad.
Faber le contesta a su vecina, “esas personas tienen hambre ahora mismo” el asombro no se hizo esperar, “¿Fáber qué vamos a hacer? ¿cómo podemos ayudar?” Fáber le dice a su vecina que espere un momento, sube por las escaleras de su casa y agarra el celular, empieza a tomar algunas fotos del lugar y a escribir un texto que comparte a través de sus redes sociales que logra hacerse viral en cuestión de minutos, rápidamente es compartido por más de 2.000 personas. Las ayudas y los mensajes de solidaridad no se hicieron esperar, a los dos días de haber dado a conocer la noticia, comenzaron a llegar los primeros donativos, 6 mercados en total, los cuales se repartieron inmediatamente entre las personas más necesitadas.
Al gesto de solidaridad y de fraternidad realizado por Faber se unieron dos compañeras más del barrio, Alejandra Soto y Dayana Madrid. Algunos amigos de Faber también contribuyeron a la causa con su apoyo y donación. Todos aunaron esfuerzos y se agruparon en comunidad para repartir más de 300 refrigerios, los cuales estaban conformados por un jugo, una dona y una empanada. Estos fueron entregados a unas 60 familias que había a los alrededores. Posteriormente hicieron un censo juntando información acerca de la cantidad de personas que habitan el lugar, cuáles personas trabajaban y cuáles no, cuáles personas eran pensionadas, cuáles eran madres cabeza de familia y todo lo demás. Recogieron todos los datos y entre tanto, seguían recibiendo algunas ayudas de vecinos que estaban un poco mejor económicamente y de esta manera, lograban organizar unas bolsas de mercados para entregárselas a las personas más necesitadas. Faber no ha parado de trabajar, aún sigue gestionando ayudas con fundaciones, compañeros y colegas.
Toda la comunidad se ha unido a esta noble y bella causa, una fundación; por ejemplo, donó 70 mercados, una de las más generosas contribuciones que han recibido hasta el momento por parte de una fundación. Actualmente se han repartido más de 370 mercados, el número de familias que se han logrado beneficiar son alrededor de 200. En este momento Faber y la comunidad están trabajando para entregar 40 mercados a ancianos que han sido abandonados o que sus familias se encuentran en estos momentos en serias dificultades económicas.
Faber reconoce la vulnerabilidad del lugar, por lo que ha tratado de tocar las puertas de la Alcaldía de Medellín y del municipio de Bello, ya que este sector se encuentra ubicado en la mitad de ambas partes, y aún no han tenido una respuesta concreta por parte de las alcaldías. Sin embargo; siguen esperanzados y luchando juntos como comunidad para que ambas alcaldías se unan y puedan conseguir la ayuda estatal tan deseada en estos momentos, pues cada vez se observa una situación más grave. Y no solamente sucede con las personas, los animales padecen el abandono de sus dueños, por lo que también han logrado reunir una considerable cantidad de concentrado para las mascotas.